Si estás solo por primera vez, sé paciente. Si no estuviste mucho solo, o cuando lo estuviste no te sentiste bien, entonces esperá. Vas a ver que está bueno estar solo una vez que lo aceptes. Podemos empezar con los lugares tolerables: el baño, el café, la biblioteca. Donde podés robar y leer el diario, donde podés tener tu dosis de cafeína y sentarte y quedarte ahí. Donde podés chusmear y oler los libros. No se supone que hables mucho, así que está todo bien ahí. Está también el gimnasio. Si sos tímido podés colgarte con vos mismo en los espejos, ponerte auriculares. Y está el transporte público, porque todos tenemos que ir a lugares. Y están el rezo y la meditación. Nadie va a pensar mal si andás con tu aliento buscando paz y salvación. Empezá con lo simple: las cosas que antes evitabas basándote en tus principios sobre cómo evitar estar solo. El boliche para almorzar, donde estarás rodeado de angurrientos. Empleados que solo tienen una hora y cuyas parejas trabajan en la otra punta de la ciudad, entonces ellos -como vos- estarán solos. Resistí la urgencia de jugar con tu teléfono celular. Cuando estés satisfecho de almorzar rápido y correr, llevate a cenar afuera, a un restaurante con manteles de lino y vajilla de plata. No resultás menos intrigante para una persona cuando estás comiendo un postre individual, limpiando con tu dedo la crema batida del plato. De hecho, algunas personas en mesas repletas desearán estar donde vos estés. Andá al cine. Donde está oscuro y relajante. Solo en tu butaca en medio de una comunidad fugaz. Y después, llevate a bailar a un boliche donde nadie te conozca. Sentate fuera de la pista hasta que las luces te convenzan más y más y la música te lo indique. Bailá como si nadie estuviera mirando... porque probablemente no lo están. Y si lo estuvieran, suponé que es con la mejor de las intenciones humanas. El modo como los cuerpos se mueven al ritmo auténticamente es, después de todo, precioso y conmovedor. Bailá hasta que estés sudando, y las gotas de transpiración te recuerden las mejores cosas de la vida, bajando por tu espalda como un arroyo de bendiciones.
* Todas las fotos en éste blog, salvo esté indicado lo contrario, las saqué yo, Lucas Oliveira, por lo que se ruega citar al autor. Usen las que quieran. (También disponibles en HQ)
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Alguien tiene que hacerlo
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6 comentarios:
ay me gustó mucho!
qué bueno!
Qué bueno que les guste... espero se entienda porque lo que dice también es muy bueno.
Ay la poesía...
Estaría subir la traducción, no?
ay la poesía!
Muy buen video, pero si, haria falta una traducción para los que no entienden ingles.
Saludos
J.
sanador el video. va un ensayo de traducción
Si estás solo por primera vez, sé paciente. Si no estuviste mucho solo, o cuando lo estuviste no te sentiste bien, entonces esperá. Vas a ver que está bueno estar solo una vez que lo aceptes.
Podemos empezar con los lugares tolerables: el baño, el café, la biblioteca. Donde podés robar y leer el diario, donde podés tener tu dosis de cafeína y sentarte y quedarte ahí. Donde podés chusmear y oler los libros. No se supone que hables mucho, así que está todo bien ahí.
Está también el gimnasio. Si sos tímido podés colgarte con vos mismo en los espejos, ponerte auriculares. Y está el transporte público, porque todos tenemos que ir a lugares. Y están el rezo y la meditación. Nadie va a pensar mal si andás con tu aliento buscando paz y salvación.
Empezá con lo simple: las cosas que antes evitabas basándote en tus principios sobre cómo evitar estar solo. El boliche para almorzar, donde estarás rodeado de angurrientos. Empleados que solo tienen una hora y cuyas parejas trabajan en la otra punta de la ciudad, entonces ellos -como vos- estarán solos.
Resistí la urgencia de jugar con tu teléfono celular.
Cuando estés satisfecho de almorzar rápido y correr, llevate a cenar afuera, a un restaurante con manteles de lino y vajilla de plata. No resultás menos intrigante para una persona cuando estás comiendo un postre individual, limpiando con tu dedo la crema batida del plato. De hecho, algunas personas en mesas repletas desearán estar donde vos estés.
Andá al cine. Donde está oscuro y relajante. Solo en tu butaca en medio de una comunidad fugaz.
Y después, llevate a bailar a un boliche donde nadie te conozca. Sentate fuera de la pista hasta que las luces te convenzan más y más y la música te lo indique.
Bailá como si nadie estuviera mirando... porque probablemente no lo están. Y si lo estuvieran, suponé que es con la mejor de las intenciones humanas. El modo como los cuerpos se mueven al ritmo auténticamente es, después de todo, precioso y conmovedor. Bailá hasta que estés sudando, y las gotas de transpiración te recuerden las mejores cosas de la vida, bajando por tu espalda como un arroyo de bendiciones.
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