martes, octubre 09, 2007

Testing Testing

un cuentito inofensivo


Yo tenía un tortugo que se llamaba Rodrigo. Ahora ya no lo tengo más. Se me murió de aburrimiento. El tortugo Rodrigo era muy viajero pero cuando lo llevé a casa, empezó a embolarse. Al principio me dijeron que lo llevara al parque. Vivo cerca de uno. Me dijeron y bla. Lo llevé un sábado porque los sábados hay mucha gente que está guardada en sus casas los días laborables y elige el sábado para distraerse, desprenderse, olvidarse y divertirse.
Pero no había caso. Rodrigo no salía de su caparazón. Eso sí, cuando lo apoyaba en el pasto, sacaba la cabeza, miraba para el suelo, me veía sacudiendo la lechuguita y volvía a meter su cabecita.
Probé un domingo porque me dijeron que más gente y blabla. Tampoco. Supongo que Rodrigo estaba con ganas de seguir viaje hacia otros parques. El veterinario le recetó unas pastillas al tortugo depresivo pero al poco tiempo parecía una momia. Rodrigo, el tortugo momia. Mis amigos se divertían. Con el cuello tieso, sin pestañear, le apoyaban la lechuga en la cabeza y decían mirá, se parece a Susana Giménez cuando salía con Monzón.
Pero a mí no me causaba ni un poco de gracia. Pobre mi tortugo Rodrigo. Le discontinué gradualmente las pastillas y probé dejarlo un tiempo en paz.
Creo que así terminé con su vida. Sin quererlo. Sacándolo de su hábitat terminé con sus ganas de vivir, sus ganas de viajar, de conocer gente y lugares nuevos, únicos.
El día que Rodrigo apareció en mi vida, fue la noche trágica que Bueno había chocado con su camioneta. Iba trotando por el parque Mitre con mi IPOD sintonizado en la tragedia cuando tropecé con el tortugo. Lo bauticé Rodrigo porque en la radio, mientras pensaba un nombre, dijeron se murió, se murió pero nadie olvidará su nombre.
Creo que llevarlo a casa no fue una buena decisión. Se aburrió enseguida. Luego se puso violento. Mordió a troche y moche el salvaje hasta que cayó en la depresión. Terminó abajo del horno, aún cuando no lo usara, quietito y sin comer.
Pronto murió de aburrimiento pero no me enteré enseguida. A los días de morir sentí un olor feo. Antes que yo se habían enterado las ratas que viven en casa. Y se lo comieron hasta la última pezuña. Solo me quedó el caparazón que fue lo que enterré en el parque Mitre.
Fue extraño, el primer día que no me preocupó la ausencia de Rodrigo, decidí limpiar a fondo mi casa y cuando corrí la cocina de lugar para pasar el escobillón, me horroricé y me llené de tristeza.
Ojalá se me hubiera ocurrido algo mejor que traerlo a casa.
Porque en casa, el tortugo Rodrigo no era feliz.
*

10 comentarios:

Anónimo dijo...

jajaj parece la historia de una tortuga que tuve una vez, también no se dejó domesticar, ni socializar, y un día eligió el suicidio en la pileta. Supuse suicidio yo, por el aburrimiento y falta de bola, quizá fue homicidio y está impune algun animalito domesticado que le tenía bronca por ser tan liberal (?)

Nada que ver...

En fin, solo pasaba, te leo desde hace poco y me gusta lo que leo, por eso comento. ( que tanta explicación )

Saludos, un gusto.

atomÖ dijo...

usted es groso. quiero leer más. ¿dónde puedo?

absurda y efímera dijo...

Me dio mucha pena Rodrigo. Casi casi que deprimo, mirá. Después de leer el cuento estuve detrás de mi cocina esperando la muerte, de la tristeza que me capturó. Pero, al cabo de unas 15 horas, pensé que eso era un acto de cobardía. Y salí. Puse este comentario. Fundé la sociedad protectora de tortugas. El que quiera colaborar... estoy juntando fondos.

Unknown dijo...

Yo tenía una tortuga a la que la estaba acostumbrando a no comer.
Justo cuando estaba aprendiendo, justo justo, se murió.

Anónimo dijo...

las drogas.

Unknown dijo...

Grosos los comentarios, a ver:
C-A: que pedazo de blog que tenés, mamita. lo voy a revisar con más tiempo así leo algo pero el diseño la rompe. Me gusta como te vas por las ramas... ¿celos por liberal?

Igualmente digo.
Pregunto, ¿de dónde sos?

atomo a la izquierda de su pantalla tiene un libro de cuentos y los ejemplares que quedan.
La otra es revisar el blog.

La otra es esperar :p

Agustín ¿qué agustín sos?

Efímera: a manguear a otro blog, che que este apenas puede con sus curros, viejita!

Unknown dijo...

Lo tuyo, Rodrigo A, no lo entendí muy bien.

Unknown dijo...

Atomo: acá tenés más textos para leer, el blog es colectivo, a mí me toca los viernes.

Anónimo dijo...

uy ya me puse colorada. :)
A tu pregunta una respuesta ( y si): soy de Argentina, nacida en Salta, desprovinciada en Capital Federal y mezclada en el barrio de Once con todo tipo de especímenes (gente queda mejor)

atomÖ dijo...

gracias funes! no vi lo del libro, jeje. ahora te hago el pedido.