En esos días tenía la panza llena y el corazón atribulado. Por culpa de una chica, todo se complicó. Todo me parecía negro. Hoy lo recuerdo y no valió la pena. Probé todo lo que pude, pero ella no valió ni los forros que compré. Y no compré mucho.
Por lo único que la recuerdo con cierta simpatía tiene que ver con su domicilio. A la vuelta del Congreso. En esos días, la sensación era extraña. Algo se gesta. Esa noche - nosotros sin tele - habló el Presidente de todos los Argentinos y esa noche me enteré. Salí a la calle y caminé dos cuadras. Dos cuadras de cacerolazos. Se me cerró el estómago de la emoción. Quise llamar a mi viejo pero recuerdo haber pensado que estaría puteando por ser radical en algún bar de Villa Crespo. Nunca se lo pregunté. Hoy ya no me animo. No quiero amargarlo.
Y Rex se puso las pilas y compiló un trabajo infernal.
Por lo único que la recuerdo con cierta simpatía tiene que ver con su domicilio. A la vuelta del Congreso. En esos días, la sensación era extraña. Algo se gesta. Esa noche - nosotros sin tele - habló el Presidente de todos los Argentinos y esa noche me enteré. Salí a la calle y caminé dos cuadras. Dos cuadras de cacerolazos. Se me cerró el estómago de la emoción. Quise llamar a mi viejo pero recuerdo haber pensado que estaría puteando por ser radical en algún bar de Villa Crespo. Nunca se lo pregunté. Hoy ya no me animo. No quiero amargarlo.
Y Rex se puso las pilas y compiló un trabajo infernal.
Al otro día la represión. Al otro día los gases. Al otro día los tiros. Los puestos de diario eran refugio contra los chorros de los hidrantes. Y más de uno volvió con la trompa hinchada. Vale el trabajo de recordar algunas cosas. Vale conocer a otros que también trabajan para recordar. A mí me cuesta un poco.
Funes
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