Y como no podía ser de otra manera, después de 263 posts que rayan la esquizofrenia, hoy también vamos a cantar las odas al múltiple choice. Porque si venís al Pachamama de esta noche para la lectura del Quinteto, vamos a terminar a los tortazos limpios o con la cabeza en la torta.
No se olviden que los ganadores del voto no ganan la remera... hemos decidido que... en realidad nos dimos cuenta que... bueno, en realidad, no sé cómo hacer para premiarlos con su voto. ¡Ah si, la sorteamos luego de la lectura antes de la del Galle. Veamos qué pasa... veamos quién va.
La remera ganadora es la
cha cha cha chaaaaaan
7 comentarios:
Yo quiero la remera!!! ¿¿no hay algún acomodo negociable?? Bueno, si la quiere hacer legal me conformo con una cervecita...
Con una cervecita estamos bien, eh...
feliz aniversario amigo !
Gracias, Loyds!
Yo no recibì tortazo...es más...Lunita me tuvo que sacar la torta de al lado porque un poco más la seguía comiendo del tacho de basura...estaba buenísima!!!
la torta estuvo buenísima
lástima los que se la perdieron!
muy buenas tus fotos, como siempre, m orocha, sos una genia!
Te levantaste con dolor de cabeza y descubriste que tus zapatos estaban manchados con torta de chocolate. ¿Qué hiciste anoche? Es difícil reconstruir la situación: llovía cuando encontraste la calle Argañaraz, mojado y con frío entraste al Pachamama y Simon te recibio con una sopita. Acomodado en un banquito escuchaste algunas conversaciones ajenas hasta meter bocado y hacerlas propias. La cerveza que compraste para acompañar el arroz primavera hizo su efecto, y con la panza llena mangueaste el primero de muchos puchos. La noche fue la noche, había que estar ahí para descubrir que un quinteto puede estar formado por seis, siete, diez o sesenta personas, que se prestan atención, se escuchan, se leen y se comentan.
Para no asustar al vecino los aplausos fueron cambiados por unos simpáticos chasquidos de dedos que supieron estar luego de cada lecutra. Después de haber viajado de la mano del pastor tumbero que baila con la gorra ya las cervezas eran una sola, fresca y adentro. Pasaron cosas y ahí estuviste, en ese lugar que paso de burdel a madre tierra dejando en las paredes manchas de festejos. Y sí, hubo cumpleaños y el chocolate llegó al zapato, hubo algarabia y tu higado lo sabe, hubo música y en la ducha volvió a sonar Shakira.
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