lunes, mayo 07, 2007

Moebius

Por Érculo


Salgo de la séptima entrevista, en la consultora. Hasta la sexta parecían contentos conmigo. La séptima es la del examen psicológico. Le dije que podría usar lo que sé de memoria con las manchas y con el dibujo del tipo con paraguas pero que me abstengo. Me preguntan por qué. Le digo que está en cualquier decálogo para conseguir trabajo. Dice que eso no responde a por qué no lo uso. Le digo que para mí sí responde. No apruebo el examen. Recién. Vengo de no aprobarlo. En la avenida Córdoba el paso lo tienen los autos pero podría cruzar. El tráfico está detenido. No cruzo. Tengo el impulso de hacerlo hundiendo capots. Pero no cruzo. Alguien me chista. La vi pero sigo quieto. Me chista. No me habla. Giro la cabeza y entonces habla. Dice al cordón. Sonrío, exhaló y continúo, en la calle, quieto. Repite al cordón señor. Le digo que por qué no arranca desde la base y, pasando con fruición por cada uno de los testículos, se encarama hacia el glande en virtud de chuparme toda toda la pija. De la nada, o de las alcantarillas, surgen otros cuatro de la guardia urbana que la secundan. Tres machos y una hembra. Los distingo apenas por el rabillo del ojo. El semáforo da paso ahora a los peatones, pero nadie cruza. Yo tampoco. Cabezas se asoman por ventanillas. Me doy vuelta y digo a la multitud expectante: puto y puta se diferencian más que gordo y gorda; no obstante, todos los de la guardia urbana son putos y todas las de la guardia urbana son putas. El semáforo da luz a los autos. Todo sigue quieto salvo el dedo de un macho petiso que maulla auxilio por handy. No te guardo rencor, le digo a la hembra, pero no vuelvas a indicarme qué hacer de mi vida sin antes sacarte el uniforme. Una sirena suena breve. Dice acá estamos. No vamos en camino. Ya estamos. Pero el tráfico sigue atascado así que los agentes se bajan y zigzaguean entre los autos como pacmans. Me dan tiempo para regalarle dignidad al petiso maullador. Lo alzo de la nuca y le hundo la nariz. Eso habría justificado el pedido de auxilio. Y esta paliza que empiezan a propinarme.

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