La dicha y la no dicha

Hace rato que no pasaba un fin de semana tan tranquilo. Le hice caso al amigo Robin y empecé a leer. Habrán visto la Logia 139. Voy a seguirla porque es una buena idea que robé por ahí.
Por culpa de La virgen... de Terranova ahora estoy con El evangelio según Jesucristo de Saramago (se lo saqué a Lunita que dice no lo leyó). Si puedo me consigo el de Abelardo aunque ese es otro que no voy a comprar... algún amigo que lo tenga tirará el centro.
Cuando estuve en Mendoza, en casa de Juan Souto (además de sacarme fotos con un Pedro bien borracho), hablamos bastante de lo que está discutiendo Linne con varios anónimos. Pareciera que dar una opinión siempre es tirar la piedra y esconder la mano. Cuesta aunque nadie dijo que iba a ser fácil, es cierto, pero pisarle la manguera antes de que se ponga el casco es medio ortiva. De todas formas, en Mendoza pasaba algo así; algo de rancio, algo de ortiva, algo de vigilante represor, algo de pendejo calláte la boca. ¿Cuánto hace que Sonia, Burzi y yo venimos discutiendo los asuntos de las lecturas? Y no solo ellos; podríamos agregar al Quinteto que siempre está preguntando adóndes y cómos: mucho. Mucho tiempo perdiendo el tiempo. Mucho tiempo discutiendo con boludos anónimos que no discuten y solo bardean. Muchos anónimos que tienen la verdad. Es el precio del blog y de internet pero cuando mirás para atrás decís, la pucha que perdí tiempo con estos gurises.

El miércoles hay una nueva fecha de Los Mudos y el jueves se hacen los Ensayos, algo que me parecía más interesante todavía que lo nuestro (hablando de lo nuestro, quizás tengas que ver el blog para no decir después que nunca nos viste).Vuelvo.
Creo medio al pedo pegarle a una lectura porque es aburrida (y reconozco que les he pegado con muchísimo gusto a algunas). Presentar un libro no tiene por qué venir acompañado de lentejuelas o gritones y mucho menos si los autores no son ni divas ni escandalosos. Presentar un libro tiene más que ver con tomar un vino y que tu mamá te saque una foto al lado de un Señor que Escribe. O vender 50 ejemplares de un tirón. Presentar un libro sigue oliendo a rancio y está bien... pero no hablábamos de eso.
Por ejemplo, ir a escuchar al señor Rivera fue más una oportunidad que un aprendizaje. Fue más un "antes de que espiche" que un es un grosso, lo quiero ver/oír. Porque ahí, Casas tiene razón, hay que leer y no conocer algunos autores. Después que tengas el orto de que el viejo antes de que espiche te diga un par de cosas que te dejan pasmado es suerte: ¿quién lo puede negar? Es puro ojete. Y si no decíme la cantidad de veces que fuiste a escuchar a uno que leés (y te parte la cabeza) que te dio ganas de partirle la cabeza.

Siempre la cuento:
estaba con el culo aguado por tanta lectura y un martes de Alejandría iba de invitado "la momia" De Santis. Todavía no existían Los Mudos, creo. En eso veo que un viejo transa había arreglado con Cultura Nación para invitar escritores al MNBA. Ese mismo martes iban: Heker, Shúa y la momia. Yo pensé, genial, la momia en dos eventos a los cuales puedo ir para conocerlo en dos ámbitos diferentes... tipo grosso la momia. Bueno, no. O no tanto: en el MNBA la Heker y la Shúa le pasaron el trapo: parecía medicado el tipo. Y me acuerdo que del Museo me fui directo a garchar. (En esa época la prioridad la tenía una lectura y no un garching).
Una crueldad, sí. Pero esa noche para mí se dejó de llamar Pablo y pasó a ser La Momia.

¿Qué importa que el tipo se haya muerto en escena? Y... el problema es que no quise saber más nada con él. Entonces, estar frente a un público, siempre siempre siempre, te vende (o te quema). Y si encima vos estás frente a un público que quiere escuchar un cuento tuyo, más riesgo todavía.

El otro día, en el Pacha, me empezaron a bardear con eso de "eh, qué famoso que sos funes, eh, puto, ahora no saludás" y en una de esas me pregunta si lo voy a invitar a Los Mudos: "mirá que yo soy histriónico como vos, Funes eh". Y yo pensaba, tampoco sabés leer con un micrófono en la mano, man.
¿Y quién me va a decir ahora "bueh, funes, no es tan importante eso"? Nadie, porque no lo creo importante: creo que la propuesta que diferencia a Los Mudos tiene que ver con saber leer en público con un micrófono (por lo menos). Después si te salen burbujas del ano, es problema tuyo. Por lo menos que se te entienda lo que leés, queridx.

¿No hay un Carne Argentina que llama a un escritor y le produce el 100 por ciento de la lectura? El último que organizó la Drucaroff decía "bonus track" (!): fueron una rubia que estaba espectacular, Mairal, Parisi, y la nieta de no sé quién; una actriz/directora dominicana. ¿Qué pasó? Pretendió algo que no le salió: si vas a pedirle al invitadx que lea con micrófono; aseguráte de que funcione antes (una pelotudez, obvio, porque en Los Mudos pasó siempre). Pero claro, decís, che Elsa medio que no salió, no? Y ya están los chupamedias gritando ¡¡pero como podés ser tan arrogante y soberbio, salame!!
Los de Carne Argentina te ponen por suero el micrófono y se te escucha hasta el ruido del intestino delgado y nadie dice "che, qué pedazo de laburo lo suyo, eh".

Entonces, ¿qué se puede decir? Robin, vos que leíste todo, ¿qué tenés para decir? El que me pidió que lo invite, ¿qué propone, qué se le ocurre?
¿Acaso no se puede discutir? ¿Acaso hay que tener algún nombre para hacerlo? ¿O pedirle permiso a alguien?
Y ojo que soy más barato y veleta (como me dijo un amigo) que Nazarena Vélez, eh. Pero quiero saber por qué hay algunos con tanto miedo.