sábado, noviembre 10, 2007

La Betonucci

Los sábados se me volvieron extraños. Hace un tiempito nomás. Entonces, para que no sean tan extraños, los llamo a lo´pibe. Entonces, lo´pibe, que hace rato no veo, tienen una vida distinta de la que conocía cuando yo mismo era un pibe. Ahora soy un boludo que se cree escritor y gestor cultural pero tanto comment anónimo, tanto amigo de lo ajeno, tanta sinceridad amiga de la birra me fueron y me van ubicando en el lugar que corresponde. No es un gran lugar pero es un lugar que de a poco va creciendo... viste... como que hay que pelarse el orto y no siempre trae resultados positivos pero no somos llorones.




Llegué temprano porque tenía ganas de ver al amigo Tony, cantante de la banda. Con Robertson y el Tony nos conocimos estudiando teatro con la Garrote. Nos hemos cagado-encima de tanta risa y tanto delirio. Si hubo algo que disfruté fueron esas clases y ensayos con el Robertson (y Tony acompañando con la viola) y los tangazos que improvisábamos para levantar alguna chica. Hace tiempo ya. Ahora levantamos otras cosas. En pala, por supuesto.
Hoy el Tony tiene familia, una banda de rock y un pibe que ya le puede faltar el respeto. Robertson es un casi profesional de la Sociología y una de las personas más lúcidas que conozco. O sea, entre el padre de familia y un tipo inteligente, es obvio que no me iban a ver tan seguido porque yo todavía sigo en la joda, vistes.




El Tony me dijo que no pagaba entrada pero cuando llegué no habían dejado lista y la banda había probado sonido y se había ido a la mismísima mierda (ahí a la vuelta) a tomar algo. Me cagué en los 15 points que costaba la entrada y me anoté con una birrita.
No había nadie.
A la hora (tipo once) el lugar explotaba de gente. Hermosísimas mujeres, mucho stone y la remera negra con el logo de la banda del Tony: La Betonucci.
Ahí fue que me sorprendí. Yo sabía que cantaba bien, sabía que tenía muchas pilas pero lo que encontré esa noche, no lo esperaba. Para nada. Me había dicho que sus shows eran bastante completos, digamos, porque incluían proyecciones de videos y performances. Por eso me llamó; quería agregar lectura. Antes de empezar, un pequeño texto del escritor.
Un problema que tengo hace mucho tiempo y que (no) trato en el psicólogo (porque no me analizo) es que siempre digo SI. Oyola, cada vez que puede, me caga a pedo. Lo de Levín... creo que ya se resignó. Pero él también... bah, todos.
Y le dije, dale, contá conmigo: voy a leer.



Ese es el Turco, el guitarrista. Lo conocí 40 segundos antes de que nos sacaran esa foto y ya le estaba dando órdenes. Un grosso. En dos segundos y sin hablar entendió y la guitarra acompañó muy bien el tono de lo que decía el texto. Ah, sí, me habló. Dijo, vos dale, yo te acompaño, no te preocupes.
Había más de 100 personas gritando
La Betonu...
Betonu...
vamo´la Betonu...
Oh...
Y después de enchufar todos los cables y probar cada uno de los instrumentos el Tony me dijo, dale Funes, vas vos. Yo no podía creer la cantidad de gente que iba a escuchar el texto. Pensaba, es re corto y encima una mierda, tendría que haber traído otra cos, soy un boludo, que cagada, a la mierda, no veo nada, esas luces me queman la cara, qué garrón qué garrón qué garrón



Empecé a gritar Resaca. La palabra Resaca. Gritaba eso y el nombre del cuento que es La Gota en la Frente. Gritaba y gritaba. La gente hablaba y no escuchaba o no se daba cuenta que "había que hacer silencio" y me acordé de lo que siempre digo: la palabra la tenés que ganar. Todos mamados no entendían nada. Uno, en la primerísima primer fila me gritó casi escupiendome los anteojos
¡Eh, guacho!
¡¡¿¿Quién sos!!??

Y comenzó la debacle

¡Queremos a la Betonucci!
¡Queremos a la Betonucci!
¿Quién sos, puto?
¡Bajáte!
Yo seguía gritando
Resaca - La gota en la frente - Resaca - La gota en la frente - Resaca - La gota en frente
como si el mantra los fuera a domar.
Y sí. Los calló a casi todos. Y empecé a leer.



A medida que iba leyendo se ponían más atentos y el silencio se ocultaba en el mini solo de guitarra del Turco.
Al toque, se agregó el bajo.
Al toque, se agregó la segunda guitarra.
Al toque, se agregó la bata...
y en menos de 2 minutos (que fue lo que duró la lectura)
tenía una power banda acompañando los gritos del final del texto... que terminaba con la frase... por momentos normales... y al toque toque subió el Tony y empezó a cantar:





Y Devoto fue una fiesta

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