Cuando pasa el tiempo te vas dando cuenta de varias cosas locas que hacés y otras no tanto que hacen otros.
Una cosa no tan loca que hizo Alejandro Raymond (integrante del Terceto de la Suerte) fue organizar una lectura en la estación Borges del Tren de la Bosta, dentro del cafecito que expone un par de lindos dibujos, cuadros y tiene un pequeño escenario con micrófono y parlantes en el que todos, muy despacito, íbamos leyendo nuestros textos.
Como tenía mi libro listo y necesitaba vender un par de ejemplares, llevé 3. Leí Diario de viaje y al terminar dije que mi libro era el más caro de todos. Los demás poetas habían hablado de sus propios libros y lo mucho que entendían que 10 pesos era bastante plata para que alguien pague por ellos por lo que pensé, ¡mierda, estos pibes me están cascoteando el rancho! ¡Qué poco se quieren, además!
Mi libro estaba 20 pesos.
Imaginate, estos llorando al micrófono que 10 era mucha plata para sus libros y resulta que yo, al final casi, tenía que decir que el mío valía el doble.
Pero a mí no me pasás, dije como diría el Checho.
Agarré uno, lo pasé de mano en mano y repetí: "este libro es el más caro de todos los que se venden esta noche porque cuesta un piropo. Tienen que elogiar el libro. Revisenlo, mirenlo, estudienlo; tienen 5 minutos. Al que le crea un piropo sobre el libro se lo regalo."
Obviamente, cuando lo vieron, no lo podían creer lo lindo que estaba.
O eso creí.
Porque de los 3 que llevé, regalé 5. No gané un centavo pero qué lindos piropos dijeron.
Hace poco, una chica llamada ené que estuvo esa noche, encontró este blog y dejó un comment. Dice que tiene un libro; lo habrá piropeado. Yo te digo, ené, guardálo bien... no se consiguen más.
Una cosa no tan loca que hizo Alejandro Raymond (integrante del Terceto de la Suerte) fue organizar una lectura en la estación Borges del Tren de la Bosta, dentro del cafecito que expone un par de lindos dibujos, cuadros y tiene un pequeño escenario con micrófono y parlantes en el que todos, muy despacito, íbamos leyendo nuestros textos.
Como tenía mi libro listo y necesitaba vender un par de ejemplares, llevé 3. Leí Diario de viaje y al terminar dije que mi libro era el más caro de todos. Los demás poetas habían hablado de sus propios libros y lo mucho que entendían que 10 pesos era bastante plata para que alguien pague por ellos por lo que pensé, ¡mierda, estos pibes me están cascoteando el rancho! ¡Qué poco se quieren, además!
Mi libro estaba 20 pesos.
Imaginate, estos llorando al micrófono que 10 era mucha plata para sus libros y resulta que yo, al final casi, tenía que decir que el mío valía el doble.
Pero a mí no me pasás, dije como diría el Checho.
Agarré uno, lo pasé de mano en mano y repetí: "este libro es el más caro de todos los que se venden esta noche porque cuesta un piropo. Tienen que elogiar el libro. Revisenlo, mirenlo, estudienlo; tienen 5 minutos. Al que le crea un piropo sobre el libro se lo regalo."
Obviamente, cuando lo vieron, no lo podían creer lo lindo que estaba.
O eso creí.
Porque de los 3 que llevé, regalé 5. No gané un centavo pero qué lindos piropos dijeron.
Hace poco, una chica llamada ené que estuvo esa noche, encontró este blog y dejó un comment. Dice que tiene un libro; lo habrá piropeado. Yo te digo, ené, guardálo bien... no se consiguen más.
*
No hay comentarios.:
Publicar un comentario