Cosa e´mandinga.
Lo que más me sorprendió fue que una tal Celeste me pidiera que conduzca un programa de televisión. Eso es raro. ¿O no? Lo del histrionismo tiene un límite, muchachos. Claro que uno se siente halagado pero no hagamos olas.
Anoche fuimos millones. Bah, cientos. Bah, unas decenas de personas que al momento de pagar sonaron como cientos. Porque se armó la subasta. ¿Se acuerdan que les dije?
Una cosas rara.
¿Una subasta? ¿Quésloqueseso?
Una vez, cuando tenía trece o catorce años, me dijeron que me iría muy bien vendiendo objetos artesanales. Que podía vivir de eso. Que tendría lo necesario para viajar y conocería mucha gente. Hasta ese momento, viajar era algo que entendía; conocer gente no tanto. Nunca hice caso al sabio consejo de vender artesanías hasta la Editorial Funesiana.
Anoche, conocí gente y subastamos con gran éxito distintos objetos de arte(sanales).
¿Una subasta?
Arrancamos, con mi co-equiper, el elegante señor Lahe, preguntando al público si había ido alguna vez a una subasta. Es muy simple explicar de qué se trata pero anoche, el 90 % del público (unas 30 personas) levantó la mano para señalar que no, que nunca había estado en una subasta. El 10 % restante había estado en una que había improvisado el año pasado... también con Lahe. En aquella ocasión subasté un Papel.
¿Qué cosa con las subastas?
¿Por qué nadie va a una?
¿Por qué hicimos tan buen negocio? ¿La gente compra obras de arte? Pero hablo de gentegente, no de Costantini. ¿Alguien tiene su mail?
Subastamos cuadros hechos de puño y témpera por la mismísima Elizabeth Neira. Precios populares. Y además, se armaban combos.
Por ejemplo:
¿Hacia dónde vamos con esto?
No estaría mal que alguno deslice un comentario porque anoche pensamos que podemos organizar una vez por mes una gran subasta, martillo y gorro de gala incluido, para subastar objetos de arte de nuestros adorados y cercanos artistas.
¿Y los aspectos legales?
Entre subasta y subasta metimos un músico; Matiu se tocó algo y contó algunos chistes.
Entre subasta y subasta metimos un par de poetas; Valeria Iglesias, Grisa, Samantha, Elizabeth Neira, Mario Torres.
O sea...
entre subasta y subasta se puede convocar a otros artistas para que no todo sea desenfundar un aburrido billete de diez points.
¿En qué se está convirtiendo esto de combinar lecturas de textos poéticos o narrativos con "algo entretenido"? Cuando una persona me dice no, no, yo a lecturas no voy, me aburren mucho... la verdad que siento un poco de verguenza ajena. Por tanto desprecio por conocer. Tanto prejuicio. El poco entusiasmo. Porque... ¡si te guuuusta! Te gusta tomarte una birra. Te gusta escuchar un cuento y después irte con algo nuevo en la cabeza. Te gusta conocer gente. Te gusta que vayan amigos y/o chicxs lindxs. ¿Por qué decís "las lecturas aburren por eso no voy"? Si no es así... y, claro, ahora entiendo... es que... tampoco sabemos vender bien esas lecturas, eventos, espectáculos. ¿Estaremos pijoteándolas para que no vaya gente nueva porque le tememos a la opinión del público? ¿Tendrá algo que ver lo complicado que se ha vuelto todo desde Macri´s Government?
¡Mentís!
Nada de eso. Nada de eso.
Ayer se abrían grandes los ojos cuando les comentaba que hay varios de estos eventos por toda la capital... o... no por toda, pero que sí, que hay varias. Y todos decían lo mismo: me gustó; avisáme la próxima.
¿Por qué no avisar?
¿Cuándo será la próxima?
La próxima, mis queridos, se viene pronto y serán debidamente informados...
Lo que más me sorprendió fue que una tal Celeste me pidiera que conduzca un programa de televisión. Eso es raro. ¿O no? Lo del histrionismo tiene un límite, muchachos. Claro que uno se siente halagado pero no hagamos olas.
Anoche fuimos millones. Bah, cientos. Bah, unas decenas de personas que al momento de pagar sonaron como cientos. Porque se armó la subasta. ¿Se acuerdan que les dije?
Una cosas rara.
¿Una subasta? ¿Quésloqueseso?
Una vez, cuando tenía trece o catorce años, me dijeron que me iría muy bien vendiendo objetos artesanales. Que podía vivir de eso. Que tendría lo necesario para viajar y conocería mucha gente. Hasta ese momento, viajar era algo que entendía; conocer gente no tanto. Nunca hice caso al sabio consejo de vender artesanías hasta la Editorial Funesiana.
Anoche, conocí gente y subastamos con gran éxito distintos objetos de arte(sanales).
¿Una subasta?
Arrancamos, con mi co-equiper, el elegante señor Lahe, preguntando al público si había ido alguna vez a una subasta. Es muy simple explicar de qué se trata pero anoche, el 90 % del público (unas 30 personas) levantó la mano para señalar que no, que nunca había estado en una subasta. El 10 % restante había estado en una que había improvisado el año pasado... también con Lahe. En aquella ocasión subasté un Papel.
¿Qué cosa con las subastas?
¿Por qué nadie va a una?
¿Por qué hicimos tan buen negocio? ¿La gente compra obras de arte? Pero hablo de gentegente, no de Costantini. ¿Alguien tiene su mail?
Subastamos cuadros hechos de puño y témpera por la mismísima Elizabeth Neira. Precios populares. Y además, se armaban combos.
Por ejemplo:
- un cuadro de la Neira+1 anotador funesiano+un casette de Emilio José incluyendo el gran éxito "Poeta soy" arrancó en 5 points y terminó en 12.
- una silla plegable intervenida por la Neira+un objeto maravilloso (donación Juan Dé Incardona)+1 anotador funesiano arrancó en 30 points y terminó en 55 siendo la puja más dura y entretenida de la noche.
¿Hacia dónde vamos con esto?
No estaría mal que alguno deslice un comentario porque anoche pensamos que podemos organizar una vez por mes una gran subasta, martillo y gorro de gala incluido, para subastar objetos de arte de nuestros adorados y cercanos artistas.
¿Y los aspectos legales?
Entre subasta y subasta metimos un músico; Matiu se tocó algo y contó algunos chistes.
Entre subasta y subasta metimos un par de poetas; Valeria Iglesias, Grisa, Samantha, Elizabeth Neira, Mario Torres.
O sea...
entre subasta y subasta se puede convocar a otros artistas para que no todo sea desenfundar un aburrido billete de diez points.
¿En qué se está convirtiendo esto de combinar lecturas de textos poéticos o narrativos con "algo entretenido"? Cuando una persona me dice no, no, yo a lecturas no voy, me aburren mucho... la verdad que siento un poco de verguenza ajena. Por tanto desprecio por conocer. Tanto prejuicio. El poco entusiasmo. Porque... ¡si te guuuusta! Te gusta tomarte una birra. Te gusta escuchar un cuento y después irte con algo nuevo en la cabeza. Te gusta conocer gente. Te gusta que vayan amigos y/o chicxs lindxs. ¿Por qué decís "las lecturas aburren por eso no voy"? Si no es así... y, claro, ahora entiendo... es que... tampoco sabemos vender bien esas lecturas, eventos, espectáculos. ¿Estaremos pijoteándolas para que no vaya gente nueva porque le tememos a la opinión del público? ¿Tendrá algo que ver lo complicado que se ha vuelto todo desde Macri´s Government?
¡Mentís!
Nada de eso. Nada de eso.
Ayer se abrían grandes los ojos cuando les comentaba que hay varios de estos eventos por toda la capital... o... no por toda, pero que sí, que hay varias. Y todos decían lo mismo: me gustó; avisáme la próxima.
¿Por qué no avisar?
¿Cuándo será la próxima?
La próxima, mis queridos, se viene pronto y serán debidamente informados...
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