En mi vida trabajé de muchas cosas. Y en el Purgatorio creo que trabajé de todo lo que se podía trabajar. Menos de limpiar baños, trabajé de todo. Ah, bueno, nunca soldé caños, ponele. Soy más bien del tipo de gil que desarma, digamos. Cosas que pasan. Gente rara. Eso; soy gente rara. Pero todo bien, uno, a la larga, se acostumbra.
Decía, que en el Purgatorio, trabajé de todo. Hice hasta Sonido. Está bueno hacer sonido. Es. Qué se yo. Es hasta que un día llega alguien conocido. El cholulaje te pega cuando menos te lo esperás, vistes. Vos te creés muy autónomo pero de ahí a que seas realmente autónomo cuesta un poquito. Hace falta buena educación, alimentación desde muy chiquito, buen trato, que no te den chirlos en la cola. No es joda ser bien educado. No es joda educar bien a un pibe o una piba. La alimentación es muy importante pero el amor también. Hablarle al pibe o la piba es muy importante. Escuchar al pibe o la piba también. No va ser cosa que te salga resentidito desde chiquito. Arruinarle esa cabecita tan prontito. No es joda caretearla con una sonrisa cuando el o la piba se pone un vestidito o trajecito que le queda como el culito. Además de saber y tirar la posta, los chicos la huelen. No es necesario ser taaaaan sincero; los pibes se dan cuenta.
Debe ser por eso que me llevo mejor con lxs pibitxs que con lxs adultxs.
Hice sonido para los espectáculos que Alberto Laiseca daba en el Purgatorio.
"Escuchemé, mire que quiero que se escuche bien. No me gustaría que suene mal el sonido así que por favor, avíseme si tiene algún problema que quisiera estar al tanto".
Un grande el Mostro. Porque encima era grande. Alto. Lo sentaba en una mesita de morondanga que se tambaleaba así, de acá para allá, y apenas si podía sostener el peso del cenicero. Era en el bar del Purgatorio. Tomaba coca. O agua con gas, ahora no me acuerdo. Y se contaba unos cuentos que daban calambre. Nunca me habían contado un cuento.
Y ahí le arrancaba el viejo, con su sinfín de histriónicas muecas y su cigarrillo eterno lacerando sus bigotes, nariz y ojos. Una historia horripilante. Siempre de tanto humor negro que no sabías si reírte y mirar a los costados para chequear que nadie te viera o taparte la cara con las manos y ponerte triste por el resto de tu vida.
Eso te hacía el viejo. Te domaba como un toro en medio del rodeo. Sin piedad, sin cariño pero con mucho respeto. Esa forma de contar los cuentos me ayudó mucho a pensar. Se puede pensar mientras se cuenta un cuento. También mientras se escribe un cuento.
Me acuerdo que siempre terminaba acompañado tomando un café. Eran alumnitos, chicos de menos de 20 años de alguna facultad o miniperiodistas adoradores de Los Sorias. Me preguntaban lo mismo antes de que empiece el show; "¿es tan bravo como parece?"
Yo era malo como ahora.
Viste que algunas cosas no se cambian.
Y no contestaba. Seguía arrastrando cables. El viejo era una ternura. Muy educado. Muy sincero y respetuoso. Un apasionado.
Pero yo ponía cara de pisar caca justo en ese momento y escupía...
¿Ese bravo? Ese es bravísimo, pibx. Andá con cuidado.
El domingo vuelve al ZAS.
Parece que está contento de volver al ruedo. Está actuando de vuelta y el escenario le queda chico, como siempre. Esa espalda un día va a apoyarse en el ND Ateneo. Yo sé lo que te digo. Encima, este domingo, es el día del amigo... alguna se va a mandar, el guacho.
Estoy seguro.
Decía, que en el Purgatorio, trabajé de todo. Hice hasta Sonido. Está bueno hacer sonido. Es. Qué se yo. Es hasta que un día llega alguien conocido. El cholulaje te pega cuando menos te lo esperás, vistes. Vos te creés muy autónomo pero de ahí a que seas realmente autónomo cuesta un poquito. Hace falta buena educación, alimentación desde muy chiquito, buen trato, que no te den chirlos en la cola. No es joda ser bien educado. No es joda educar bien a un pibe o una piba. La alimentación es muy importante pero el amor también. Hablarle al pibe o la piba es muy importante. Escuchar al pibe o la piba también. No va ser cosa que te salga resentidito desde chiquito. Arruinarle esa cabecita tan prontito. No es joda caretearla con una sonrisa cuando el o la piba se pone un vestidito o trajecito que le queda como el culito. Además de saber y tirar la posta, los chicos la huelen. No es necesario ser taaaaan sincero; los pibes se dan cuenta.
Debe ser por eso que me llevo mejor con lxs pibitxs que con lxs adultxs.
Pero decía.
Yo hice Sonido.
I made fire!
Je. Mal chiste.
Hice sonido para los espectáculos que Alberto Laiseca daba en el Purgatorio.
"Escuchemé, mire que quiero que se escuche bien. No me gustaría que suene mal el sonido así que por favor, avíseme si tiene algún problema que quisiera estar al tanto".
Un grande el Mostro. Porque encima era grande. Alto. Lo sentaba en una mesita de morondanga que se tambaleaba así, de acá para allá, y apenas si podía sostener el peso del cenicero. Era en el bar del Purgatorio. Tomaba coca. O agua con gas, ahora no me acuerdo. Y se contaba unos cuentos que daban calambre. Nunca me habían contado un cuento.
Resulta que la muy bruta de Rosalía...
Y ahí le arrancaba el viejo, con su sinfín de histriónicas muecas y su cigarrillo eterno lacerando sus bigotes, nariz y ojos. Una historia horripilante. Siempre de tanto humor negro que no sabías si reírte y mirar a los costados para chequear que nadie te viera o taparte la cara con las manos y ponerte triste por el resto de tu vida.
Eso te hacía el viejo. Te domaba como un toro en medio del rodeo. Sin piedad, sin cariño pero con mucho respeto. Esa forma de contar los cuentos me ayudó mucho a pensar. Se puede pensar mientras se cuenta un cuento. También mientras se escribe un cuento.
Me acuerdo que siempre terminaba acompañado tomando un café. Eran alumnitos, chicos de menos de 20 años de alguna facultad o miniperiodistas adoradores de Los Sorias. Me preguntaban lo mismo antes de que empiece el show; "¿es tan bravo como parece?"
Yo era malo como ahora.
Viste que algunas cosas no se cambian.
Y no contestaba. Seguía arrastrando cables. El viejo era una ternura. Muy educado. Muy sincero y respetuoso. Un apasionado.
Pero yo ponía cara de pisar caca justo en ese momento y escupía...
¿Ese bravo? Ese es bravísimo, pibx. Andá con cuidado.
El domingo vuelve al ZAS.
Parece que está contento de volver al ruedo. Está actuando de vuelta y el escenario le queda chico, como siempre. Esa espalda un día va a apoyarse en el ND Ateneo. Yo sé lo que te digo. Encima, este domingo, es el día del amigo... alguna se va a mandar, el guacho.
Estoy seguro.
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