Los demás se van de a uno por la puerta, algunos miran para atrás para verla a ella, sentada, que no brilla como siempre pero sigue siendo quien es, y por eso la miran. Cuando quedan los que quedan, Luis, los dos muchachos y ella, Candelaria pide que la excusen un momento y entra al cuarto donde está Roberto. Cierra la puerta. Pasan algunos minutos. Cuando sale tiene lágrimas en los ojos. Vuelve a sentarse. De lejos se oyen las sirenas de los autos de policía que se acercan. Candelaria intenta hablar, pero la risa se lo impide.
Marcelo Guerrieri | Julián Urman | César Aira
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