lunes, mayo 11, 2009

Cosas de las que uno se entera off line

porque ya tuve
suficientes vacaciones



Como me diría Horowicz: "Funes, hay un par de mentiras que nos dicen cuando somos chicos. Una es que los Reyes Magos no existen. Y la otra, que los padres no son los padres, son los Reyes; y los padres no son más que los padres... nada más, nada menos".
Pero ahí vamos, piloteando mentiras y navegandoles las complicaciones. Hoy se destraba una complicación: vuelvo al fúchibol. Y comienzo el plan de Cormillot porque quiero parecerme a la Hiena Barrios, o por lo menos, tener sus abdominales. Cuando Cormillot me pidió que me levante la remera supuse que se lo pediría a todos sus clientes pero al verle la cara tremenda de "a este mejor lo mando a vender merca a la villa a las corridas antes de meterlo en alguno de mis programas por ahí zafo se le pega el paco y adelgaza más rápido", yo mismo me deprimí.
-Qué panza, viejo- comentó mientras anotaba algo.
-Y... por eso vengo acá, maestro.
Hete aquí una de las primeras cosas que uno aprende: no se puede ser uno mismo. Porque no lo dejan.
Fui a la Feria del Libro. El sábado. Y a la salida nos comimos a un cantonés riquísimo y bastante atento con Lunita, Marcelo Damiani, Fabián Soberón, Ignacio Molina y Ricardo Romero. En la charla surgieron dos grandes noticias. O por lo menos cosas que no sabía.

(en realidad surgieron más pero a los bloggers,
supongo, les gustará leer sobre estas)

noticia uno | ya la sabía

Editor responsable, de nueva editorial, más de 50 años el buen hombre, en cena con algunos tirabombas y enemigos de los blogs, fue protagonista de la siguiente frase: "El boom del año es una mentira total viejo, ese Teorías Salvajes de Olaixarac está mal escrita desde el nombre de la autora: es Paola Caracciolo. Me tienen harto los bloggers y los marketineros".

Los comentarios a la anécdota fueron dispares. Por un lado, estábamos los que decíamos que está bien crear un personaje, ponerle nombre y apellido y darle vida propia. Protege a la persona real. O eso creí yo cuando decidí darle manija a Funes. Lo cierto es que a mí me salió mejor porque no logré la Fama. En cambio ella sí. Pero también está el ejemplo de Carolina Aguirre que bienlleva dos o tres anónimos con muchísima soltura. Tanta que es admirable. Tan admirable que uno de ellos no solo fue libro (Bestiaria) sino que el otro será película (Ciega a citas). Y ahí estaba la otra posición: ¿por qué no se hizo cargo del nombre? ¿Qué tenía que ocultar?
Pero, lo cierto, es que esa pregunta es bastante inocente o, parafraseando a Cortázar, cortés e inequívocamente, una pelotudez. ¿Para qué unos tiene que andar contestando pelotudeces? Uno hace lo que quiere y paga por ello (o, disfruta de los beneficios).

noticia dos | no la sabía

Resulta que todos saben que el libro de Cumbio no lo escribió Cumbio. Si leen los Agradecimientos en el libro (sí tipeados por la flogger) podrán leer un nombre. Ese señor fue quien se encargó de escribir ese libro luego de tomar nota de unas entrevistas con la chica más famosa de Flog.com. Hasta ahí ninguna sorpresa; ghost writters hay por todos lados. Quizás se emparente con la noticia anterior. Lo cierto es que varias personalidades del mundo del espectáculo tienen sus ghost writter de cabecera: Fernando Peña, Guillermo Cóppola, Jorge Bucay.
Este último hizo un contrato con el "negro literario" (nombre que reciben en España los escritores que ceden lo que escriben a personalidades más famosas) en el que decía que no podía develar nada de lo que estaba sucediendo. En ese contrato también estaba lo que recibiría como paga. El Negro Literario no estaba conforme por lo que estuvo bastante tiempo luchando para conseguir un aumento. Como era de esperar, no lo consiguió. En el meantime, el tipo escribió varios libros (uno de los cuáles, orgulloso, le regalé a mi madre).
El Negro un día se cansó y dijo:
-¿Ah, no me vas a aumentar el sueldo, gordo de mierda?
-No.
-Ok.
Enojado se mandó la Negrura literaria: copió 60 páginas de una novela y le entregó el manuscrito a Jorgito para que lo entregue a la editorial (obviamente ni lo leyó) para que lo publique. Una vez publicado, el Negro Literario fue a la casa de un amigo periodista y le dijo:
-Tengo una noticia bomba para vos.
-Joya.
-¿Ves este libro? ¿Ves estas páginas?
-Sí.
-Ok; mirá este otro, ahora.
-Son iguales.
-Son iguales... ¿raro... no?
Y aquí otra hora de discusión. En su momento no dije nada pero ¿no le habrá sucedido lo mismo al de Bolivia Construcciones? ¿Alguien tiene ese libro? Yo, por lo menos, conseguí Nada de Carmen Laforet. Nunca lo leí pero bueh.
Ahí una clave. Si no lo leí es porque no me interesa. ¿A quién puede interesarle que "El Negro Jorgito" haya copiado 60 páginas de X? Al lector fanático de Jorgito le chupa tres huevos. Quizás ni haya leído la noticia del plagio. Es cierto que algunos consejos del gordo, parece, provocaron que más de uno de sus espectadores en el programa de televisión hayan abandonado al psicólogo y se amiguen con los tarros de veneno para ratas pero esos son otros problemas.
¿Son otros problemas?
¿Qué pasa con el mundo que necesita abusar de los escritores de esa manera?
¿Qué pasa con el mundo que no acepta nuestros nombres reales?
¿Acá todos saben que Funes no es tucumano ni tampoco es Funes?
¿Qué fue de la vida de Lucas Oliveira? ¿Adónde quedó varado? ¿Y qué estuvo haciendo mientras tanto? ¿Perdió su adultez además de su infancia?

Todo el tiempo llueven preguntas. De todo tipo. Algunos tienen el valor de hacerlas. Muy pocos son los valientes que las contestan sabiendo que por ahí se equivocan. A mí me gustaría ser de los pocos... aunque me falte pasta para hacerlo.



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