martes, julio 07, 2009

Tom Waits

Elizabeth Gilbert
cuenta una anécdota con él

Hasta yo trabajé ideas increíblemente geniales que venían de un lugar que, sinceramente, desconocía. Y me preguntaba, ¿qué es eso? ¿Y cómo hacer para identificar ese lugar, el origen del que vienen esas ideas... sin perder la cabeza? ¿Sin volveme loca? Y para mí, el mejor ejemplo que tuve para lograr eso me lo dió el músico Tom Waits.
Tom, ya saben, el tipo que casi toda su vida corporizó al artista atormentado que intenta entender y dominar esos impulsos creativos que vienen de algún lugar extraño (y oscuro) de tu propio ser... bueno, la cosa es que se hizo viejo y se volvió un hombre más tranquilo, más sabio con el tiempo y un día

un día, estaba manejando por una autopista, ahí por Los Ángeles (este momento de su vida es en el que cambia TODO para él), decía, estaba manejando, el tipo, por una Autopista equis de Los Angeles y así como de la nada escucha, adentro del auto, un fragmentito de una melodía, un sonido adentro de su cabeza que llega como una inspiración musical, una serie muy corta de sonidos que arman una melodía hermosa, genial, única, efectiva, emocionante, preciosa y atrapante. ¡Y él la quiere! Pero también, inmediatamente, se da cuenta de que no puede retenerla. Que no tiene un papel, un lápiz, una grabadora, nada. Así que empieza a sentirse un viejo de mierda, bien desde adentro porque es desde adentro que escucha la música, esa hermosa melodía que no puede agarrar con su cabeza de viejo choto. Porque soy un viejo choto. Porque voy a perder este hermoso pasaje musical que me vino a la cabeza. Esta cabeza de mierda, de músico de mierda que soy, porque soy un tipo sin memoria, porque no sirvo para nada... 

Y vos sabés que, en lugar de continuar con el ataque de pánico, de sentirse como el culo, de creerse el último orejón del tarro; detuvo todo su proceso mental, paró todo lo que estaba pensando, miró hacia el cielo de Los Angeles, sobre la autopista en Los Angeles, y dijo:

-Disculpame, pero... ¿vos no te das cuenta de que estoy manejando? ¿A vos te parece que doy la impresión de ser un tipo que puede escribir una canción ahora mismo? Si a Vos te importa un poquito (apenas) mi existencia ¿por qué no volvés en otro momento más oportuno, puede ser? Porque así no me puedo ocupar de vos, ¿entendés? Y si tenés ganas de romperle las pelotas a alguien, por qué no vas a otro lado. A mí no. Andá a romperle las pelotas... no sé... andá a romperle las pelotas a Leonard Cohen, man.

Y así como de la nada todo cambió para él. Pero no TODO. O sea, el trabajo no cambió; siguió siendo tan Oscuro como esperamos que sea cuando viene de Tom Waits. Pero el proceso de trabajo sí cambió para él. Completamente. Todas esas toneladas de ansiedad alrededor del trabajo se alivianaron porque sacó al geniecito atormentado que tenía en la panza (quien lo único que hacía era romperle las bolas) y lo hizo a un lado. Porque se dió cuenta de que no tenía que estar adentro suyo sino que podía estar a su lado y verlo como el pequeño Tom ingenioso al que se le ocurren ideas ingeniosas e híper tormentosas y oscuras todo el tiempo... todo el tiempo que el Gran Tom decidiera pasar con el pequeño Tom. Un tiempo que usarían colaborando, charlando, intercambiando mutuamente como dos extraños y problemáticos amigos.

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