Puntaje ideal
ganando
tres de tres
ganando
tres de tres
Nota: Fernando Casas
Fotos: Juan Pablo Pomponio
Nueva Chicago superó a Los Andes 3 a 0 con autoridad y convencimiento. El juvenil y económico equipo que comanda Leo Ramos tiene por figura al mismo equipo. Así, el absoluto y sorprendente líder de la B Metro -tres jugados, tres ganados-, luce atributos envidiables para conjuntos de cualquier categoría de nuestro fútbol: sacrificio, juego, orden para avanzar pero también para retroceder, volúmen de juego, variantes en ataque, solidaridad y contundencia en los útlimos metros.
Si bien Los Andes se mostró batallador en los primeros minutos, con la intención de quitarle el balón y achicar espacios, rápidamente Ervitti para jugar y Pepe para romper, encontraron su terrunio en la mitad e hicieron pie allí. Desde sus pies, más la movilidad de Facundo Lemmo, Chicago copó el partido. Ya a los ocho minutos, Roberto Russo llegó al fondo por derecha y echó centro a la carrera, Facundo Lemmo anticipó ofensivamente a Celaya y de cabeza -parietal izquierdo-, sentenció a "Cubito" Cáceres. Primera explosión en Mataderos.
Los de Ramos dominaron aún más el trámite, apenas si Vega ganó un par de veces la espalda de Domenez por derecha pero sus centros no encontraron ni al "Tanque" Giménez, ni al "Mecha" Rodríguez. Todo era verde y negro. Incluso con jugadas de más de diez toques hacia adelante y los costados, con paciencia y expectativa, para ser vertical en busca de los delanteros Ramos y Carboni. Y en seguida llegó el segundo, otra vez paciencia, otra vez lateralización, otra vez Russo por derecha, esta vez echó un centro llovido al segundo palo donde Lemmo ¡otra vez! primereó a un jugador de Los Andes -Martinez-, y hundió la red y a Cáceres con pelota y todo. Segundo gol, segundo explosión en Mataderos. Pitazo final del primer tiempo, tercera explosión: el equipo se va al descanso tras juntarse en mitad de cancha, escoltado por la más maravillosa música, los aplausos rabiosos de platea y popular.
Desde el arranque del complemento, Luis Blanco metió mano: Ferrantino por Martínez para defender con tres, y Vezica para liberar a Rivero como conductor. Dibujo 3-4-1-2 para arriesgar. Pero el conjunto del Sur ya estaba desmoronado, perdió confianza en todo cuanto se había planeado, y Mataderos apretó, reguló y aceleró a su antojo, y tuvo las dos primeras chances de aumentar en los primeros cinco minutos. Así transcurrió el complemento, con solo dos sustos para el golero local Gómez, pero no mucho más. Chicago desperdició varias, en ese pecado de juventud que es a cierta edad el lucimiento personal por sobre el beneficio colectivo.
El terecero llegó sobre la hora, por una pirueta bárbara de Carboni a centro de Domenez luego de presionar en conjunto y bien arriba como si se jugarán recién un par de minutos del partido, que terminó como empezó: con "El Torito" como dominador en lo anímico, territorial, y futbolísitico. Nueva Chicago se muestra en estas tres primeras fechas, en las que venció nada más y nada menos que a Morón, Almagro y Lomas, consustanciado con una idea. En Mataderos funcionan las tres patas -jugadores, cuerpo técnico y dirigentes-, en pos del mismo y único objetivo. Y la barra completamente agracedida.
Si bien Los Andes se mostró batallador en los primeros minutos, con la intención de quitarle el balón y achicar espacios, rápidamente Ervitti para jugar y Pepe para romper, encontraron su terrunio en la mitad e hicieron pie allí. Desde sus pies, más la movilidad de Facundo Lemmo, Chicago copó el partido. Ya a los ocho minutos, Roberto Russo llegó al fondo por derecha y echó centro a la carrera, Facundo Lemmo anticipó ofensivamente a Celaya y de cabeza -parietal izquierdo-, sentenció a "Cubito" Cáceres. Primera explosión en Mataderos.
Los de Ramos dominaron aún más el trámite, apenas si Vega ganó un par de veces la espalda de Domenez por derecha pero sus centros no encontraron ni al "Tanque" Giménez, ni al "Mecha" Rodríguez. Todo era verde y negro. Incluso con jugadas de más de diez toques hacia adelante y los costados, con paciencia y expectativa, para ser vertical en busca de los delanteros Ramos y Carboni. Y en seguida llegó el segundo, otra vez paciencia, otra vez lateralización, otra vez Russo por derecha, esta vez echó un centro llovido al segundo palo donde Lemmo ¡otra vez! primereó a un jugador de Los Andes -Martinez-, y hundió la red y a Cáceres con pelota y todo. Segundo gol, segundo explosión en Mataderos. Pitazo final del primer tiempo, tercera explosión: el equipo se va al descanso tras juntarse en mitad de cancha, escoltado por la más maravillosa música, los aplausos rabiosos de platea y popular.
Desde el arranque del complemento, Luis Blanco metió mano: Ferrantino por Martínez para defender con tres, y Vezica para liberar a Rivero como conductor. Dibujo 3-4-1-2 para arriesgar. Pero el conjunto del Sur ya estaba desmoronado, perdió confianza en todo cuanto se había planeado, y Mataderos apretó, reguló y aceleró a su antojo, y tuvo las dos primeras chances de aumentar en los primeros cinco minutos. Así transcurrió el complemento, con solo dos sustos para el golero local Gómez, pero no mucho más. Chicago desperdició varias, en ese pecado de juventud que es a cierta edad el lucimiento personal por sobre el beneficio colectivo.
El terecero llegó sobre la hora, por una pirueta bárbara de Carboni a centro de Domenez luego de presionar en conjunto y bien arriba como si se jugarán recién un par de minutos del partido, que terminó como empezó: con "El Torito" como dominador en lo anímico, territorial, y futbolísitico. Nueva Chicago se muestra en estas tres primeras fechas, en las que venció nada más y nada menos que a Morón, Almagro y Lomas, consustanciado con una idea. En Mataderos funcionan las tres patas -jugadores, cuerpo técnico y dirigentes-, en pos del mismo y único objetivo. Y la barra completamente agracedida.
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