contando este, claro
Contar que una es torta ya es todo un tema en la agenda política familiar. Contarlo a nuestras amigas hetero, conlleva todo un trabajo previo de lodigo-nolodigo-cuandoselosdigo. Pero lo más enervante de todo es cuando te preguntan, como quien no quiere la cosa, como si de pronto ya no fueras la que conocen de toda la vida, como si la homosexualidad fuera sinónimo de aberración, y la aberración sinónimo de juguete sexual, y los juguetes sexuales terreno excluyente de depravados, pervertidos o solteronas aburridas de inanición peneana: “¿Ustedes... cómo hacen para coger?”
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