jueves, febrero 04, 2010

La punta del iceberg

Cualquier parecido con la realidad que veas
es porque estás bastante informado, informada
o sea: aflojá un poco.


Ellos no terminaron tan mal... Tuvieron una relación de 5 años que, según sus propias palabras, no quisieron terminar. En parte porque no podían soportarse, en parte porque eran inteligentes y sabían que si no se potenciaban mutuamente ninguno de los dos crecería.
Una de las gotas que rebalsó el vaso fue que en lugar de llamarlo por su nombre lo etiquetaban según su entorno. Entonces no era Darío Betul sino el novio de Luz Santana o el hijo de Tamara Costanzo o el amigo de Ismael Nóbrega. Y habiendo luchado durante años para tocar en bares de mala muerte, conseguir músicos que no lo prejuzgaran y armar sus distintas bandas hasta encontrar el tono, el timming, la fórmula para transitar el camino del rock, no servió para nada que ni su novia ni su familia lo ayudaran; nadie lo tomaba en serio.
Y esos problemas sumando y sumando horadaron la relación hasta que Luz le dijo Bichi, yo te quiero bien pero no me podés atajar en casa con ese humor de mierda, esa bronca, ese resentimiento. Yo estoy creciendo, sumando, como decís vos. Necesito un entorno más creativo, más libre, más estimulante. Tu envidia no me ayuda.

Y Bichi, cansado de que ni su novia usara su nombre, apagó la máquina de pensar en Gladys y recapacitó una semana encerrado en la pieza. Al salir, Luz ya tenía las valijas hechas. Se abrazaron y se despidieron triste y lentamente.

Con el tiempo, las semanas, se dieron cuenta de que no había sido una gran decisión. Se extrañaban como nadie, como nunca. El camino de la soledad era más amargo de lo que creían y eso los perjudicó tanto que los planes habían salido mal: tampoco estaban creciendo. Se llamaban por teléfono para hablar durante horas. Se mimaban en secreto, con esperanza y dolor al mismo tiempo.

Hasta que idearon un plan para que él también despegara.

-Bichi, necesitamos dos pibes iguales. Yo conozco un par; Ian y Lautaro. De Lautaro me encargo yo. A Ian lo vas a tener que afilar vos.
-¿Vas a hacer todo esto por mí, Luz?
-Bichi, no te puedo ver así. Además me cubre hasta mi jefe. Es manejable. Vos despreocupate que yo me encargo de todo.
-Pero es peligroso.
-Sí. Ya lo sé, Bichi.
-Ay, Luz... yo te extraño, te necesito... pero así no.
-Vos dejame a mí. Nos conviene a los dos.
-Pero Lautaro...
-Lautaro no va a sufrir.
- . . .
-Bichi, te lo juro. Lautaro no va a sufrir.



*

No hay comentarios.: