lunes, mayo 31, 2010

Clase turista

La Friera es una fiera
preguntando




Una nota al pie se impone. Cuando se dice libro-objeto, se presume un costo sideral para el lector, algo que se torna inaccesible, más allá de la belleza estética y las buenas intenciones. Los libros de Clase Turista oscilan entre los 25 y 45 pesos, menos del promedio de lo que cuesta un libro editado por los monstruos editoriales, en más de un sentido. “El fetichismo viene más por la parte literaria que por el objeto en sí. Nos interesa que el libro circule, que esté en las librerías. La trampa es que es bonito. Pero la idea es que sea siempre lo más barato posible para que pueda llegar a más gente”, aclara Iglesias. “A la hora de ponerle el precio, el cálculo que hacemos es que recupere el costo y produzca otro libro –ejemplifica Moiseeff–. Nuestros libros no son de primera clase; lo nuestro es clase turista. Pero está a la vez el encanto que tiene para la clase turista viajar en avión: la alegría de estar volando con los otros.”

Castromán sintetiza las etapas del proceso de gestación de los libros. “Partimos de una idea, le damos forma, intercambiamos perspectivas, pesamos en el paratexto, que es la tapa; y vamos al Once a comprar pasto sintético o el repasador. Nos metemos en otros mundos como la industria textil o plástica, un híbrido de diferentes mundos que deviene en un libro.” Ahora se viene Mirad al cielo: ¡los renos caen ardiendo!, el lado B de la Navidad, con la tapa que simula una cajita con ositos vestidos como Papá Noel, una antología con textos de Juan Terranova, Maximiliano Matayoshi, Matías Moscardi y Sol Echevarría, entre otros. Y próximamente en las librerías del país desembarcará El management envilece al mundo, con un trajecito de gerente, con poemas de Leonor Silvestri, Laura Lobov e Irina Garbatzky. Como si esto fuera poco, el jueves lanzan una nueva colección “Mental movies” (ver aparte). “Clase Turista es una manera de hacer de la literatura algo lúdico; que la literatura no sea un lugar solemne para la elite –sugiere Castromán–. La literatura es un viaje, una experiencia que tiene oscilaciones, como el estar vivo. Y eso es lo que nos apasiona.”



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