La pared de la pieza tiene una mancha de cemento. El cemento cubre una grieta más grande de lo que suele llamarse "grieta". De un martillazo, el albañil del otro lado, tiró dos kilos y medio de mampostería sobre la cama y pidió disculpas. Al otro día vino el arquitecto de la obra y pidió disculpas. Al otro día, el arquitecto de la obra trajo una cinta métrica y, al otro día, vino el albañil y puso cemento en la pared de la pieza, al lado del colchón.
La pared ahora quedó gris. Amarillenta y gris. El cemento tiene el color del cemento, la imagen es horrible pero ¿qué le voy a pedir al cemento? ¿Que cambie de color? El cemento siempre será proactivo, horripilante sí, pero proactivo al fin. Ves la mancha y pensás en la cantidad de cosas que no hiciste y debés hacer; las que te olvidaste de hacer, las que otros hacen y el tiempo que te queda en el planeta Tierra para hacer lo que se supone tenés que hacer.
El cemento es poderoso y eso me gusta.
También pienso en el albañil. ¿Se habrá enojado el Maestro Mayor de Obra? ¿Por qué le dio tan fuerte a la pared? ¿Tendría algún problema? Todos tenemos problemas y, por suerte, él puede darle a la pared con una masa para descargarse.
La pared ahora quedó gris. Amarillenta y gris. El cemento tiene el color del cemento, la imagen es horrible pero ¿qué le voy a pedir al cemento? ¿Que cambie de color? El cemento siempre será proactivo, horripilante sí, pero proactivo al fin. Ves la mancha y pensás en la cantidad de cosas que no hiciste y debés hacer; las que te olvidaste de hacer, las que otros hacen y el tiempo que te queda en el planeta Tierra para hacer lo que se supone tenés que hacer.
El cemento es poderoso y eso me gusta.
También pienso en el albañil. ¿Se habrá enojado el Maestro Mayor de Obra? ¿Por qué le dio tan fuerte a la pared? ¿Tendría algún problema? Todos tenemos problemas y, por suerte, él puede darle a la pared con una masa para descargarse.
tampoco es para andar diciendo
puta
qué tipo con suerte
ellos
los albañiles
puta
qué tipo con suerte
ellos
los albañiles
El arquitecto es pelado. ¿Eso lo dije? De esos pelados jóvenes. Buena onda, buen tipo, dientes parejos aunque bastante negros. Para mí que se lava los dientes pero debe fumar mucho. Los arquitectos, que son un poco diseñadores gráficos, y los diseñadores gráficos, que son un poco arquitectos, tienen ese vicio de profesión: fuman mucho.
Las arquitectas, en realidad, fuman más que los arquitectos.
Los arquitectos, más que nada, son viciosos del alcohol.
Los arquitectos y las arquitectas, todos lo saben, son más bien perversos. Pero no viene al caso entrar en detalles ni dar nombres: acá todos sabemos a quién nos estamos refiriendo.
En cambio, los albañiles ¿cómo se llaman? El que rompió la pared de la pieza de un masazo ¿se llamará Raúl? Raúl es nombre de albañil. Barón Biza (el "exterminador", como lo llama Cicco), se llamaba Raúl. Raúl Carlos. Más que albañil era constructor como todos los escritores.
Y los escritores... bueh... los escritores son un caso. Básicamente son insoportables. Todos. Vos tenés la culpa; el que lee tiene la culpa. Pero no vamos a hablar de culpas ni de lapiceras. Queremos hablar de los albañiles que golpean muy duro con la masa.
Esta mañana me quedé mirando la mancha gris hasta que me dieron ganas de bañarme. Antes de bañarme pensé en la familia del albañil. No sé por qué supuse que tenía familia. Que lo esperaban en la casa. Que era buen padre y que el hijo siempre lo recibía con una cerveza **** bien fresca. Un salamín y una fresca. El hijo, vayamos al hijo. ¿El hijo es albañil? Obvio. El hijo quiere ser como el padre (todos los hijos del mundo queremos ser como Padre). Pero el hijo vende merca. No toma pero vende merca. Y el mejor cliente que tiene es un escritor que vive por Recoleta. Uno muy conocido. Para el hijo del albañil es un drogón más. Para el mundo es un escritor al que le falta merca y para nosotros es un tipo famoso que tiene plata y un piso en Recoleta.
Qué mancha loca y divertida, pensé en la ducha. Terminé tomando merca en un piso en Recoleta con un escritor de mierda. ¿Por qué no escribís una crónica de todas las veces que fuiste a buscar merca, escritor de mierda? Si total a tus lectores les chupa un huevo que escribas zalame o salamín. Y el escritor de mierda se reía, con los dientes un poquito picados, el pelo hacia atrás, brilloso, ronco.
Así son los lugares comunes. El albañil, el hijo del albañil, los arquitectos, los viciosos. Todos lugares comunes que trae una mancha de cemento única en su especie. Una mancha plausible de ser interpretada como te dé la gana. Igual, al lado de la mancha de cemento puse la firma de Fontanarrosa (la copié de una Revista Viva). Porque para mí esa mancha es el típico dibujo que hacía el Negro del hincha de Central a los gritos en la tribuna. Le falta el pañuelito, eso sí.
Pero la firma está.
Las arquitectas, en realidad, fuman más que los arquitectos.
Los arquitectos, más que nada, son viciosos del alcohol.
Los arquitectos y las arquitectas, todos lo saben, son más bien perversos. Pero no viene al caso entrar en detalles ni dar nombres: acá todos sabemos a quién nos estamos refiriendo.
En cambio, los albañiles ¿cómo se llaman? El que rompió la pared de la pieza de un masazo ¿se llamará Raúl? Raúl es nombre de albañil. Barón Biza (el "exterminador", como lo llama Cicco), se llamaba Raúl. Raúl Carlos. Más que albañil era constructor como todos los escritores.
Y los escritores... bueh... los escritores son un caso. Básicamente son insoportables. Todos. Vos tenés la culpa; el que lee tiene la culpa. Pero no vamos a hablar de culpas ni de lapiceras. Queremos hablar de los albañiles que golpean muy duro con la masa.
Esta mañana me quedé mirando la mancha gris hasta que me dieron ganas de bañarme. Antes de bañarme pensé en la familia del albañil. No sé por qué supuse que tenía familia. Que lo esperaban en la casa. Que era buen padre y que el hijo siempre lo recibía con una cerveza **** bien fresca. Un salamín y una fresca. El hijo, vayamos al hijo. ¿El hijo es albañil? Obvio. El hijo quiere ser como el padre (todos los hijos del mundo queremos ser como Padre). Pero el hijo vende merca. No toma pero vende merca. Y el mejor cliente que tiene es un escritor que vive por Recoleta. Uno muy conocido. Para el hijo del albañil es un drogón más. Para el mundo es un escritor al que le falta merca y para nosotros es un tipo famoso que tiene plata y un piso en Recoleta.
Qué mancha loca y divertida, pensé en la ducha. Terminé tomando merca en un piso en Recoleta con un escritor de mierda. ¿Por qué no escribís una crónica de todas las veces que fuiste a buscar merca, escritor de mierda? Si total a tus lectores les chupa un huevo que escribas zalame o salamín. Y el escritor de mierda se reía, con los dientes un poquito picados, el pelo hacia atrás, brilloso, ronco.
Así son los lugares comunes. El albañil, el hijo del albañil, los arquitectos, los viciosos. Todos lugares comunes que trae una mancha de cemento única en su especie. Una mancha plausible de ser interpretada como te dé la gana. Igual, al lado de la mancha de cemento puse la firma de Fontanarrosa (la copié de una Revista Viva). Porque para mí esa mancha es el típico dibujo que hacía el Negro del hincha de Central a los gritos en la tribuna. Le falta el pañuelito, eso sí.
Pero la firma está.
**** Marca registrada
1 comentario:
A mí no me chupa un huevo si los escritores escriben masa en lugar de maza. Me hace un ruido que -sé- es desmedido. (Hasta la ausencia de una coma, o su indebida presencia, me descocentran).
Igual, nada de esto habría pasado si te hubieras puesto firme y hubieras conseguido que, además, del cemento, te pinten la pared. Es lo que correspondía. Mínimo.
(Ya sé, es un laburo desmarcarse de otro lugar común, el de ver la buena onda y lo que te ofrecen, que impide ver lo que te corresponde).
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