viernes, julio 01, 2011

Los periodistas culturales

entrevista con Fernando Córdoba para la Fundación Tomás Eloy Martínez


1) ¿Cómo surgió la idea de armar una editorial?
Está en el blog para no tener que responder más esta pregunta. No es mala onda. Se trata de una hermosa historia que si la cuento cada vez que me la preguntan se le va la magia.

2) ¿Creés que el boom (si se puede llamar así) de las editoriales cartoneras y emergentes en América Latina se debe crear un mercado alternativo a los grandes grupos que no le dan lugar no sólo a pequeñas editoriales sino también a redescrubir escritores jóvenes?
Primero, no se le puede llamar boom. Somos 5 tipos. Si te sirve para lo que estás armando, bien pero no voy a faltar a la verdad. No existe tal boom. No sé a qué se deben las creaciones de otras editoriales en América Latina, habría que preguntarles a ellos. No hay un contacto tan fluido como pretendés hacer creer en la pregunta. Pablo Strucchi, del )el asunto( viene trabajando en crear una red latinoamericana. Todavía no lo logró. Lo que sí se pudo es conseguir que se hicieran ferias para vender libros de todo tipo, nada más. Nada menos.
Por otro lado, no es responsabilidad de los grandes grupos darles un lugar o no a las editoriales chiquitas. El lector es el que impone lecturas, el que tiene la platita para comprar o no comprar un libro. Los periodistas llamados "culturales", que al hacer un recorte para ofrecer una mirada, la ofrecen mediada por un montón de intermediarios que no tienen que ver con la literatura (un ejemplo son los agentes o editores que tienen el vicio de "regalar" libros de sus autores para que se publiquen reseñas en los medios) son los otros agentes que entran a la hora de imponer lecturas.
Los grandes grupos publican todo el tiempo autores "nuevos" que ellos nunca publicaron. El periodismo cultural es el que debería ponerse las pilas, no los grupos. Los libreros, que cobran una cantidad obscena en porcentaje de venta de cada libro (40-45%, ¿te suena ese número?).
Es como pedirle al almacenero que fabrique mejores galletitas. Eso no depende de él. Un almacenero es un intermediario entre el escritor y el lector. Lo mismo que los periodistas.

3) ¿Por qué creés que en Paraguay, Bolivia, Perú, Uruguay, Brasil y Chile el libro artesanal tomó una relevancia que antes no tenía?
Esa pregunta no me animo siquiera a empezar a responderla. No soy sociólogo. Tengo conocidos sociólogos (Hernán Vanoli, Diego Vecino, Daniela Szpilbarg, Ezequiel Saferstein) que están intentando una respuesta a tu pregunta con respecto a una especie de antropología editorial o como chucha se llame. Los gugleás y aparecen muchísimos datos.

4) A la hora de crear funesiana, ¿te inspiraste en Eloisa Cartonera, de Cucurto?
Primero, no sólo es de Cucurto. Había como 8 tipos más que empezaron el proyecto más otros que se agregaron con el tiempo. Y no. Eloisa es otra cosa, totalmente diferente y setecientas veces más compleja.

5) ¿Hay parámetros editoriales a la hora de elegir los autores que editan?
No entiendo la pregunta. En el blog está explicado cómo presentar un libro. Si me gusta se publica. Habría que (como autor que se interesa en formar parte del catálogo de la editorial) leer los libros anteriores para ver qué me gusta. De todas formas, arriesgo muchísimo. Y si viene recomendado lo pongo al final de la lista. Me gusta más encontrar que buscar. Y cuando encuentro lo hago sin "recomendaciones". Para eso voy muchísimo a lecturas en vivo, leo 20 blogs por día de distintas personas. A algunas vuelvo, a otras no. De hecho, solo dos títulos de los 15 que tenemos, han sido "recibidos". Todos los demás los hemos ido a buscar a algún lado.



Y agrego una aclaración, por las dudas.
Funesiana es la tercera editorial más chica de latinoamérica. Tercera. De Latinoamérica. Ese el slogan, el chiste, el factor "marketing - merquin - machine". Y no sale a buscar lectores porque con 40 ejemplares por título "no los necesita" (ahí tenés el título de la nota si trabajaras en RADAR). Ellos vienen a los libros porque les interesa. No pedimos reseñas, no pedimos entrevistas, no pedimos espacios de publicidad ni pedimos subsidios o ayudas económicas para publicar libros. Es una decisión de orden estratégica y editorial. Los libros los vendemos sin bajarle un centavo de su precio original. De hecho, a varios ya los hemos aumentado y, de todas formas, siguen siendo lo más barato en relación a "novedades editoriales" que hay porque el resto cobra precios delirantes. Un poco porque son unos chorros sin vergüenza y otro poco porque se venden a un público que los puede pagar, hiperescolarizados y más que recontra saturados de lo que se llaman "objetos culturales".


Fernando hizo una nota muy interesante
utilizando parte de este cuestionario


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