lunes, enero 30, 2006

Paseo

Los fines de semana de verano son para programar con tiempo. Porque no hay mucha oferta y el calor te puede aniquilar las ganas que tengas de hacer cualquier cosa si se te ocurre en el momento. En cambio si lo arreglás de antemano, uno prueba su voluntad: estás comprometido a cumplir con tu destino. Como si uno fuera un monje tibetano, probamos nuestra garra, empuje y empeño para disfrutarlo a pesar de las altas temperaturas (los tibetanos la prueban a merced del frío del Himalaya).

Pero sigamos así… que así nos va a ir. Anoche, domingo, estuve en la plaza Congreso, paseando. Una noche estrellada, fresca. Tranquila. Tan tranquila y fresca que los linyeras se tiraban en la plaza a dormir. Son varios ya. Todos con sus peculiaridades: uno que habla solo sentado en el banquito, otro que lleva un termo de acá para allá bajo el brazo (vaya a saber uno con qué), el que duerme con los perros, el que duerme borracho, el otro que “vigila” la plaza y algún que otro pendejo de 15 años durmiendo la mona ya desde la una de la mañana.

No solo es común verlos. Uno los agrega a la noche; salen las estrellas, salen los linyeras. La señora que duerme en el banco de Callao al 100 (a mitad de cuadra); los que aguantan en el Banco Nación de Callao y Mitre, al lado del McChotus; el que está en la esquina de Rivadavia y Callao, los tres y el perro que duermen en Rivadavia al 2100 (al lado del Bellagamba), la señora que recorre la avenida Corrientes desde Junín hasta Rodríguez Peña con su perrito blanco de manchas negras, el que vende el Crónica 5ta y 6ta en varias esquinas sobre Callao (de Rivadavia a Corrientes) y alguno más que habrán visto por ahí.

Parte del paisaje. Ya me acostumbré. A veces digo; “que sucios de mierda, mugrientos… no les importa nada”, otras veces digo; “que sucios de mierda, mugrientos… no les importa nada”. Y alguna vez en referencia a los linyeras sucios (porque no son todos sucios pero hay algunos que sí, como en todos lados) y la mayoría de las veces hablo de mí o los ciudadanos que votamos a los mogólicos que se la pasan de restaurant en restaurant solucionando los problemas del mundo y haciendo historia en un mar de nabos en camiseta.

6 comentarios:

Buscccadores dijo...

Siempre que observo este paisaje o a todo lo que es parte del mismo, no puedo evitar imaginarme como fue el camino de un linyera antes de llegar a esta parada.
Cuando era chico pensaba que jamás tendría problemas en ser linyera pero si viviera en Mar del plata.
No me disgustaba la idea de vivir en la calle (o donde fuese), pero la única condición debía ser esta ciudad. Un estupidez total!!
Salute!

Anónimo dijo...

¿Usted sería linyera solo si viviera en MDQ?
Digo yo, por curiosidad: ¿qué lo detiene?

Sí, en su caso, no podría decir que usted es linyera por el abuso de los capitalistas-neoliberales-inescrupulosos... sino porque a usted se le canta nomás.

Interesante su comentario.
Siempre es un gusto su aporte, pero... por favor: contésteme.

Buscccadores dijo...

Funes querido, más allá que esta era una idea nacida en mi niñez, traslándolo a estos días la respuesta es que no me animo.
En aquellos tiempos lo veía como una opción ante un desborde de la realidad que me dejara fuera de todo campo laboral.
Hoy, si bien a primera lectura de la cuestión me parece algo totalmente descabellado, no la descarto. mmmmmm.. estamos todos locos!
Gracias Funes por lo del aporte.
Ya le he dicho anteriormente que admiro mucho su frontalidad, obviamente no sólo por el comentario de hoy.
Salute!

Anónimo dijo...

Confirmo:

estamos todos locos

Lunita dijo...

muy buena memoria...
a ver si escribe más seguido!

Unknown dijo...

Hago lo que puedo. Gracias por comentar siempre, Luna.