" [...]
Qué cara de bueno.
Oia, mi perro se ha echado melancólico, mira hacia allá a través de las paredes y aúlla con inquietante nervio.
Es señal de que es la hora. Llegó la nave nodriza, la lancha colectivo.
Discúlpeme, ha sido un placer hablar con alguien tan dedicado pero llega indeclinablemente el turno. Definitivamente es la hora. Todo llega a su fin.
Debo volver a mi cocoon. Debo irme[...] "
Editorial Carne Argentina
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