Empezó una hora tarde. Eso es un dato. Lo fue para quienes llegaron puntual. Quisimos pero no se pudo. La próxima. Para empezar vino bien un poco de “The Wall” en versión dvd que sonaba por los parlantes del bar. Algunos desarreglos estratégicos me demoraron en el inicio y pronto sospeché que todo sería un poco aleatorio. Dos de tres. No es para tanto, pero había que esperar un mínimo de 50 personas. El Quinteto de la Muerte asistió puntual. Leonardo con sus anécdotas de geek spammer nos alegró un poco. Ignacio se asustó por lo que sería la lectura pero nos dimos cuenta que no eran infundados sus temores. Richard llegó entusiasmado, acaso un poco preocupado por la extensión de su cuento que disipó Leonardo (quién leería el más extenso de los textos). Federico se puso le agua mineral al hombro y, recién bañado, flotó a lo largo y a lo ancho de la noche entre frágil y tembloroso. En mi caso caí primero, diseñar las tapas de los discos y armar el librito de visitas fue algo que demoró más de lo previsto. Escribir un cuento para el día es algo que no me sucede muy seguido y desde aquella vez en La Tribu, también un miércoles, encuentro que el desafío de “los minutos contados” es una buena experiencia que todos deberían probar una vez en la vida. Aunque a otros les parezca osado y usado. Como me enseñó Miguel anoche, ¡pero no te hagás el otro!
Los sorteos fueron interesantes experimentos que dieron como resultado algo extraño pero satisfactorio; salvo dos personas, los discos y los libros se los llevaron amigos que siempre nos acompañan. Un tongo, lo que se dice en mi barrio, pero por suerte fue para “la muchachada”. Y fue extraño porque la primera noche de Los Mudos estuvo colmada de escritores que en muchos casos son amigos. Escritores que van a escribir el próximo mapa literario de esta ciudad. Escritores que tienen esa fuerza para romper un par de códigos. Escritores con personalidad. Escritores con todas las letras.
El guitarrista estrella la descoció con sus solos y en el accidentado tema “La Maza” que provocó aplausos y griterío extremo. Hasta el fanático de la barra se colgó del oído del músico para tirarle la letra que todos aplaudían.
Una chica, que en un principio se negó a participar del sorteo pero que se quedó con sus amigas a comer una pizza, me chistó con timidez, luego del sorteo de varios libros, para avisarme que quería participar. Anotó en un papelito latidos y esperó tranquila y entusiasmada. Aparentemente no me creyó cuando le expliqué como eran los sorteos. Pero cuando vio que eran ciertos, se arrepintió y hasta ganó un disco. Espero que vuelva.
Otra de las ideas que ahora veo que sonaban pedorras pero finalmente es divertida tiene que ver con el libro de visitas. Todos tienen que dejar una nota en el libro de visitas. Y por suerte lo inauguró Moret.
Para terminar pero dejar picando, las lecturas performáticas no son muy comunes. Entonces pregunto: ¿quién se anima?
Los sorteos fueron interesantes experimentos que dieron como resultado algo extraño pero satisfactorio; salvo dos personas, los discos y los libros se los llevaron amigos que siempre nos acompañan. Un tongo, lo que se dice en mi barrio, pero por suerte fue para “la muchachada”. Y fue extraño porque la primera noche de Los Mudos estuvo colmada de escritores que en muchos casos son amigos. Escritores que van a escribir el próximo mapa literario de esta ciudad. Escritores que tienen esa fuerza para romper un par de códigos. Escritores con personalidad. Escritores con todas las letras.
El guitarrista estrella la descoció con sus solos y en el accidentado tema “La Maza” que provocó aplausos y griterío extremo. Hasta el fanático de la barra se colgó del oído del músico para tirarle la letra que todos aplaudían.
Una chica, que en un principio se negó a participar del sorteo pero que se quedó con sus amigas a comer una pizza, me chistó con timidez, luego del sorteo de varios libros, para avisarme que quería participar. Anotó en un papelito latidos y esperó tranquila y entusiasmada. Aparentemente no me creyó cuando le expliqué como eran los sorteos. Pero cuando vio que eran ciertos, se arrepintió y hasta ganó un disco. Espero que vuelva.
Otra de las ideas que ahora veo que sonaban pedorras pero finalmente es divertida tiene que ver con el libro de visitas. Todos tienen que dejar una nota en el libro de visitas. Y por suerte lo inauguró Moret.
Para terminar pero dejar picando, las lecturas performáticas no son muy comunes. Entonces pregunto: ¿quién se anima?
2 comentarios:
Sabemos que fue todo un éxito. Las pocas horas de sueño consecuencia de nuestra trasnochada tamarisca y todo un dia de trabajo nos impidió asistir. Pero allí estaremos la proxima. ¡FELICITACIONES!
¡Gracias Tamariscos!
Estoy leyendo los libros así que pronto colgaré una reseña acá.
Abrazo.
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