El domingo pasado fui a Casa Brandon.
Una de las cosas que tenía que hacer la hice; fue rápida, divertida y muy estimulante. La idea de leer ahí me excitaba un poco. Es un lugar bastante concurrido, bastante conocido y con muchas cosas para hacer. No solo eso; la última lectura que se hizo en Casa Brandon la organizó una profesora de Puán y no salió muy bien que digamos, de eso me enteré, así que por ese lado, también era estimulante: había que convencer a los dueños, con la ayuda de Nadia, de que El Quinteto la va a romper y que no es como las habituales lecturas de narrativa.
Entonces, asunto terminado, puse manos a la obra con la segunda tarea.
Nadia organizó un ciclo de cine. Un ciclo de serie, más bien diría. Se trata de la proyección de todos los capítulos de la serie V – Invasión Extraterrestre.
¿Quién no se acuerda? Yo no me acordaba porque tenía bastante calentura en esa época y solo miraba minitas. Minitas que no me daban ni la hora así que me la pasaba en el baño haciéndome la pajota pensando en todas las cosas que le diría a la próxima minita que me cruzara. Porque me cruzaba muchas minitas, encima.
Cuando entré a Casa Brandon me senté en uno de los sillones al lado del parlante y una lamparita amarilla porque vi que faltaba un rato (llegué puntual) así que seguí leyendo “Sandra” de Ariel Magnus (a 4 points en Corrientes). Al rato empezó, llegó la cerveza y al toque bajaron las luces.
El comienzo me puso la piel de gallina. Había buenos efectos. Algunos no tanto, claro claro; cuando Diana se mete un ratón en la boca... boah... Pero yo pensaba que iban a estar todas las naves nodrizas pintadas con témpera y... ¡no!
Lo mejor fue cuando vi a Diana con esos pelos negros, locos y revueltos o a la doctora Juliet, rubia hasta la eyaculación, preciosa mientras se recogía el pelo. Qué momento el reencuentro con mi adolescencia: ¡qué linda Diana, viejo! Y los ojos de
Esta serie está buenísima, fue lo otro que pensé (creo que también lo dije). Una de las mejores partes que vi fue cuando el mexicano que mantenía los jardines de las casas tipo country de los protagonistas (que ya anticipaban la moda retrógrada que reina en distintas partes del conurbano bonaerense) fue rescatado de las garras de los invasores, malherido, cansado y a punto de espichar y dijo, mientras apretaba fuerte la mano de Donovan:
-¿Sabés por qué no los delaté? Porque mi abuelo peleó con Zapata.
Donovan miraba con una cara de me duele el culo de tan chupín que es el jean que mandaron hacer para que las fans se vuelvan locas con mi bulto y seguramente pensaba “menos mal que no existe lo que en un futuro será una revolución mundial llamado Internet; hoy en día hasta un niño sabría quién es Zapata y yo no tengo la más puta idea pero con esta cara que estoy poniéndole mientras el sucio éste se muere les da a entender a todos que no debe haber nadie mejor que yo para ser el líder de la resistencia a partir del capítulo 4 o 5... Pará, ¿era el 4 o el 5? Porque a mí ya me cruzaron con la rubia en el 1... esa no sabe nada pero qué rica nena, espero que se cure pronto de la renguera así me le emperno en el trailer de Diana y cuando llega nos encuentra bien en pelotas y se prende a la fiestonga... Ah, que putaza que es esa Diana, ¡cómo le gusta el ratón! Aunque, ahora que no puedo creer que estoy pensando tan hilado; me re calienta el bastón de la renga, le podría enseñar un par de trucos a Diana...”
-¿Estás bien, zapato... digo... Zapata?
-Sí, sí, gracias señor Donovan, gracias por la oportunidad que me están dando porque representa un gran avance en la lucha contra la discriminación hacia la gente de México, cabrones. Cuando me vean progresar con el dinero que obtenga de las 6 escenas en las que tengo bolo menor todos van a querer venir a este hermoso país que le da pan al que no tiene dientes y engorda al resto de la sociedad al punto más obsceno de la obesidad... ah... suena lindo: obsceno – obesidad...
-Zapato, ¡Zapato!
-Sí, señor Donovan, disculpe, estaba...
-Sí, sí, sí; tomatelás, querés. Y traemelá a Diana, decíle que tengo un truco para enseñarle con el bastón de
-Sí, señor Donovan.
-Y cucháme otra cosa: modulá, boludo. ¡Modulá y hablá despacio que Diana no te entiende, querés! Después llega re caliente que no soporta a la gente que no habla su idioma y me infla las pelotas que no te das una idea. Para embocarla tengo que chuparla con el champagne y me sale un huevo.
-Sí, señor Donovan. Enseguida.
Me imaginaba escenas o diálogos... Hubo una pausa en la que se prendieron las luces y se pudo ir al baño (tanta birra... había agua para 20 kilos de aceituna) y también me imaginaba diálogos durante la filmación, entre escena y escena:
JULIET: ¿Me estás jodiendo? Sos alienígena, boluda. ¡Obvio que vas a tener escenas con las ratas! Agradecé que por lo menos no te las comés...
DIANA: ¿Y quién te dijo que no las como?
JULIIET: ¿Me estás jodiendo? ¡No te la pueda creeaaaarrrr! Yo sabía que no tenía que agarrar viaje... hice bien en tirarle el chinchulín al Director... además estar en la resistencia es lo más...
DIANA: ¿No ves que sos una boluda? Mirá si voy a tener que morfar las ratas, pajera.
JULIET: Ah, ¿no?
DIANA: No, boluda, qué decís. Te estaba jodiendo. ¿Así que le tirarse la goma a Kenneth?
JULIET: No, tarada... qué te pensás que soy... también te estaba jodiendo...
Pausa.
Diana y Juliet se esquivan la mirada unos segundos hasta que se buscan de vuelta y estallan en risas exageradas y poco sutiles.
DIANA: ¡Boluda! ¡Jajajaja! Por poco te creo con esa cara de mosquita muerta que tenés... ¡Jajajaja!
JULIET: ¡Jajajaja! Viste... no me jodas que te puedo hacer mierda, pajera.
DIANA: ¡Jajajaja! ¡Qué tarada! Vení, acompañame. Vamos a ver al jeropa de Donovan que me anda buscando de vuelta.
JULIET: Ay, dale... como le doy al tarado ese. Che, ¿llevo el bastón?
DIANA: ¡¡Y dale!!
¿Y al final final? Cuando Elías y Juliet salen de la sala de comunicaciones y el chorro decide pintar
Te digo; este domingo a las nueve no me pierdo ni rengo la continuación.
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