La historia del Pachamama
emocionante
Saimon se despacha
largo y tendido
y da gusto recordar
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Comedor de Poetas / * - * / ¿El comedor de poetas? El comedor no tiene responsables. Se hace solo y casi sin criterio o con todos. El comedor de puetas o el bebedor de narradores no es exactamente un ciclo. Es un día de la semana y es un lugar. Esta versión de los hechos es una de las muchísimas, la mía. Soy, sin duda, el principal beneficiario del comedor de poetas, y sin tener demasiado interés por los poemas, tengo una debilidad por los poetas y su contraparte femenina. Hace dos años conocí a un escritor o a ninguno. Yo no escribo más que mails. Soy un lector compulsivo y sin embargo jamás se me hubiera ocurrido ir a una lectura. No sabía que existían. Lo mio era servir cerveza fría y hacerme amigo de las borrachas hasta que...
El comedor de poetas naces como todas las cosas: sin querer queriendo. Pero claro, un poquito hay que pujar. Las versiones de sus comienzos son dispares, la piedra fundamental, no se sabe bien de que esta hecha ni quien la puso, una cosa es segura, quienes nos avivaron de que tal cosa como lecturas en vivo existían fueron los de El Quinteto de la Muerte. Y creo recordar que nosotros pensamos, esto es genial, hagámoslo, y de anzuelo pongamos lo que ponen todos los pescadores, comida. Y así fue que hicimos el comedor de poetas con comida gratis para los desfallecientes escritores independientes. Pero claro, nada de esto hubiese funcionado si los poetas no se enteraban, ¿y los poetas donde estaban, adónde había que ir a buscarlos? ¿Debajo de que pila de que cosas encontrarlos? No teníamos ni idea. Por suerte El Quinteto organizo su segunda lectura en dicho comedor, a casa llena, y muchos vinieron solos. Dice Funes, gestor intermundial de todo lo que es cultura oscura (noturna) que después de aquella lectura tenía 5 mails pidiéndole el teléfono del Pacha para organizar lecturas propias.
La primera en escribir fue Paula Peyseré (suspiro). Organizó una mega lectura, tan genial como la del Quinteto, pero su antítesis. 5 chicas, poetizas, una mega producción, bella, política, bailable. Con mil postales caseras colgando por todos lados. Y con otro público. Entre El Quinteto de la Muerte y la fecha de Paula llamada No estoy bien, había pasado por el Pacha, una importantísima parte de la escena literaria emergente. La tercera que se organizó también fue de Paula, creo, y el programa era Casas, Mairal y Cucurto.
Y para atrincherarnos hice mi humilde convocatoria: lo llame a Ale Raymond, amigo de la infancia que yo sabía andaba en cosas raras del tipo poéticas y le cabía mucho el morfi. También se sumó el loco Matiu, desconocido hasta esos días, y no falto a ninguno de los jueves bautismales, un tal Fran Freixa también pintó y la matrona de la cocina, Pat Morita, que hizo de todo un guiso. Muchos jueves fuimos estos 5. Después fueron cayendo los gestores pidiendo fechas para organizar, y lo único que yo hice fue negarles cualquier día que no fuese jueves. Y a lo que no era poesía les ofrecía cualquier día menos el jueves. Otra cosa que hice fue negarle la exclusividad a todos los que querían ocuparse de organizar toooooooodos los jueves. Levín diría con el tiempo: en el Pacha lee cualquiera. No sé si a favor o en contra (con Levín nunca se sabe). Pero era cierto.
Por esas épocas, hoy aun recientes, no había lecturas todos los días de la semana, es más, había semanas en las que no había lectura ningún día. ¿Exagero?
Yo supongo que se corrió la bola de que había un bar que era amigo de los poetas. Donde las lecturas eran joda, y no una cosa soporífera. Un lugar donde los precios eran accesibles a los bolsillos rotos y sensibles, donde la comida era gratis, donde los horarios eran poéticos, donde el trato era amable, la cerveza fría, donde la gente de la casa gustaba de los poetas sin importarles la poesía que hiciesen y donde leía cualquiera. Por esas épocas, Raymond empezó a implementar la modalidad Micrófono Abierto. En parte porque había jueves que no había programa, y la cita ya era fija, en parte porque a veces el programa era escueto y, en parte, porque a veces, sin importar cuánta hubiese la gente quería más lectura. Así fueron apareciendo muchos muchos ciclos que se organizaban en el Pacha, entre otros: Es a Propósito, La Góndola, No estoy bien, La Pipi Cucú, El Quinteto siguió, Ensayos en Vivo, El Terceto de la Suerte, Tertulias Mutantes, los Festi Poets de Abalos, los Fetiarbits, las noches en las que leía toda mi familia y sólo mi familia, Rockandpoetry, Yo no soy Yoko, Outsider, las Lecturas a Muerte, Vocal, presentaciones de muchísimos libros y miles de lecturas sueltas. (¿Se me olvida algún ciclo?).
Los nombres de los poetas y narradores y performers y demás animalitos poéticos que hicieron su gracia son demasiados para enumerarlos, además preferimos disfrutar a medir.
Hubo un momento en el que planeábamos agregarle un jueves a la semana para meter más poesía, pero después nos inclinamos por agregarle poesía a los otros días y los ciclos se fueron paseando por los días de la semana. Después llegaron las demandas de los músicos y demás ágapes de que querían, ellos también, más fechas. Llegamos a decidir que apenas pudiésemos alquilábamos otro lugar adonde arrancar la música y le dejábamos el Pacha exclusivamente a los poetas y narradores. Paso que estábamos demasiado ocupados emborrachándonos con los escritores como para madrugar. Además, después de dormir entre poetas, nos parecía que los agentes inmobiliarios hablaban un idioma extrañísimo.
Y así, entre desconches y pitos y flautas, llego la policía con un carro y dos tranvías para toda la casita clausurar.
Al mes teníamos clarísimo que la poesía no se mancha, y que con los jueves no se jode. Qué culpa tienen los poetas del bochinche de los músicos. Ninguna, si no hacen más ruido que un gordo que ronca. Entonces el comedor sigue en pie, igual de desnutrido que siempre y con más hambre que nunca.
Y ahí estamos aun, en el comedor de puetas, en el bebedor de narradores, retozando como siempre. Con las piernas abiertas a la poesía y la puerta cerrada con llave a la ley.
* Para más historias / Etiqueta Comedor de Poetas
* Para mandar saludos / ccpachamamaa@gmail.com
Los inicios
El comedor de poetas naces como todas las cosas: sin querer queriendo. Pero claro, un poquito hay que pujar. Las versiones de sus comienzos son dispares, la piedra fundamental, no se sabe bien de que esta hecha ni quien la puso, una cosa es segura, quienes nos avivaron de que tal cosa como lecturas en vivo existían fueron los de El Quinteto de la Muerte. Y creo recordar que nosotros pensamos, esto es genial, hagámoslo, y de anzuelo pongamos lo que ponen todos los pescadores, comida. Y así fue que hicimos el comedor de poetas con comida gratis para los desfallecientes escritores independientes. Pero claro, nada de esto hubiese funcionado si los poetas no se enteraban, ¿y los poetas donde estaban, adónde había que ir a buscarlos? ¿Debajo de que pila de que cosas encontrarlos? No teníamos ni idea. Por suerte El Quinteto organizo su segunda lectura en dicho comedor, a casa llena, y muchos vinieron solos. Dice Funes, gestor intermundial de todo lo que es cultura oscura (noturna) que después de aquella lectura tenía 5 mails pidiéndole el teléfono del Pacha para organizar lecturas propias.
La primera en escribir fue Paula Peyseré (suspiro). Organizó una mega lectura, tan genial como la del Quinteto, pero su antítesis. 5 chicas, poetizas, una mega producción, bella, política, bailable. Con mil postales caseras colgando por todos lados. Y con otro público. Entre El Quinteto de la Muerte y la fecha de Paula llamada No estoy bien, había pasado por el Pacha, una importantísima parte de la escena literaria emergente. La tercera que se organizó también fue de Paula, creo, y el programa era Casas, Mairal y Cucurto.
Ya nos conocían, ahora restaba cocinar y esperar
Y para atrincherarnos hice mi humilde convocatoria: lo llame a Ale Raymond, amigo de la infancia que yo sabía andaba en cosas raras del tipo poéticas y le cabía mucho el morfi. También se sumó el loco Matiu, desconocido hasta esos días, y no falto a ninguno de los jueves bautismales, un tal Fran Freixa también pintó y la matrona de la cocina, Pat Morita, que hizo de todo un guiso. Muchos jueves fuimos estos 5. Después fueron cayendo los gestores pidiendo fechas para organizar, y lo único que yo hice fue negarles cualquier día que no fuese jueves. Y a lo que no era poesía les ofrecía cualquier día menos el jueves. Otra cosa que hice fue negarle la exclusividad a todos los que querían ocuparse de organizar toooooooodos los jueves. Levín diría con el tiempo: en el Pacha lee cualquiera. No sé si a favor o en contra (con Levín nunca se sabe). Pero era cierto.
La evolucion
Por esas épocas, hoy aun recientes, no había lecturas todos los días de la semana, es más, había semanas en las que no había lectura ningún día. ¿Exagero?
Yo supongo que se corrió la bola de que había un bar que era amigo de los poetas. Donde las lecturas eran joda, y no una cosa soporífera. Un lugar donde los precios eran accesibles a los bolsillos rotos y sensibles, donde la comida era gratis, donde los horarios eran poéticos, donde el trato era amable, la cerveza fría, donde la gente de la casa gustaba de los poetas sin importarles la poesía que hiciesen y donde leía cualquiera. Por esas épocas, Raymond empezó a implementar la modalidad Micrófono Abierto. En parte porque había jueves que no había programa, y la cita ya era fija, en parte porque a veces el programa era escueto y, en parte, porque a veces, sin importar cuánta hubiese la gente quería más lectura. Así fueron apareciendo muchos muchos ciclos que se organizaban en el Pacha, entre otros: Es a Propósito, La Góndola, No estoy bien, La Pipi Cucú, El Quinteto siguió, Ensayos en Vivo, El Terceto de la Suerte, Tertulias Mutantes, los Festi Poets de Abalos, los Fetiarbits, las noches en las que leía toda mi familia y sólo mi familia, Rockandpoetry, Yo no soy Yoko, Outsider, las Lecturas a Muerte, Vocal, presentaciones de muchísimos libros y miles de lecturas sueltas. (¿Se me olvida algún ciclo?).
Los nombres de los poetas y narradores y performers y demás animalitos poéticos que hicieron su gracia son demasiados para enumerarlos, además preferimos disfrutar a medir.
El devenir
Hubo un momento en el que planeábamos agregarle un jueves a la semana para meter más poesía, pero después nos inclinamos por agregarle poesía a los otros días y los ciclos se fueron paseando por los días de la semana. Después llegaron las demandas de los músicos y demás ágapes de que querían, ellos también, más fechas. Llegamos a decidir que apenas pudiésemos alquilábamos otro lugar adonde arrancar la música y le dejábamos el Pacha exclusivamente a los poetas y narradores. Paso que estábamos demasiado ocupados emborrachándonos con los escritores como para madrugar. Además, después de dormir entre poetas, nos parecía que los agentes inmobiliarios hablaban un idioma extrañísimo.
Y así, entre desconches y pitos y flautas, llego la policía con un carro y dos tranvías para toda la casita clausurar.
Al mes teníamos clarísimo que la poesía no se mancha, y que con los jueves no se jode. Qué culpa tienen los poetas del bochinche de los músicos. Ninguna, si no hacen más ruido que un gordo que ronca. Entonces el comedor sigue en pie, igual de desnutrido que siempre y con más hambre que nunca.
Y ahí estamos aun, en el comedor de puetas, en el bebedor de narradores, retozando como siempre. Con las piernas abiertas a la poesía y la puerta cerrada con llave a la ley.
* Para más historias / Etiqueta Comedor de Poetas
* Para mandar saludos / ccpachamamaa@gmail.com
*
1 comentario:
ROCANPOETRY SE ESCRIBE ROCANPOETRY
capisce?
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