El montaje final es muy curioso,
es en verdad realmente entretenido
vas en la oscura multitud desprevenido
tiranizando a quienes te han querido.
es en verdad realmente entretenido
vas en la oscura multitud desprevenido
tiranizando a quienes te han querido.
Samanta Schweblin tiene blog. Sacó uno hermoso. Con unas fotos que consigue de un servidor gratuito y otras que trae de su propio puño y mouse. Consigue unas colaboraciones de escritores españoles que no se entienden una mierda pero me gustan igual porque ellos entregan todo en cada colaboración.
Samanta se levanta todas las mañanas, escribe un par de párrafos y luego los va macerando. A baño maría, sin descuidar su trabajo, deja entrever que lo suyo es una real preocupación por su carrera de artista, de escritora, de mujer en las letras. Porque antes que escritora es mujer. Y este país de mierda se lo hace pagar en cada concurso y en cada entrevista. Se la menosprecia sutilmente como cuando en Chiapas a las mujeres les prohibían amamantar a sus sucios aborígenes hijos y ellos entre gemidos suaves mamámamánomeabandones iban muriendo hasta hacer desaparecer su raza.
Pero eso no tiene nada que ver con la alegría que siento porque Samanta Schweblin se decidió a tener un blog. Pone pocas fotos pero están muy bien elegidas. A veces, lo menciona en algunos post, las retoca porque le parece que no están bien. Es bastante segura y por eso la visito cada día con tanto fervor; no es de esas bloggers que están todo el tiempo llorando porque podrían haberlo hecho mejor y no les salió o no se animaron o piden que, por favor, sepamos entender el apuro.
¿Apuro?
Es un blog.
¿Quién te apura, blogger?
¿A quién le escribís, blogger?
Samanta no le escribe a nadie. O sí. Se escribe a ella misma. Pero todos sabemos que es mentira. Compartimos el secreto porque sabemos que eso es lo que hay que decir. Ella hace un blog para ella misma. Un blog hermoso. Un blog en el que se ven unos videos extrañísimos; selecciona imágenes de películas que le gustan, les pone una imagen de fondo y crea un video clip que reversiona cada película. Elige los fragmentos más conocidos o que a mí me parecen los más conocidos de esas películas que por supuesto no vi.
Y es que así funciona la operación del artista; elegir elementos del populacho, reversionarlos y que a la gente que ya los vio les pase algo distinto, algo que les provoca uno mismo. Uno como artista.
Pero esos fragmentos no son populistas.
En los video clips, me dijeron otros bloggers fanáticos como yo de su blog, coloca imágenes de películas de Andrei Arsenievich Tarkovski. Está fascinada con Stalker. Jamás vi ninguna película de Tarkovksi pero el videoclip que hace Samanta lo entiendo igual porque a ella la sigo aunque ponga imágenes de Flavio Nardini.
No hace mucho que escribe en su blog. La mayoría de las veces habla de su día a día. De sus formas de entender algunos párrafos de libros que lee. Si uno presta la debida atención puede preveer cuáles serán sus obsesiones. Adónde busca y adónde encuentra. Sabrá que lee autores que desprecia porque es una escritora seria que no sabe desdeñar con pocos argumentos.
A mí me gusta Samanta Schweblin.
Lo que no me gusta es que no deje poner comentarios. No hay ningún comentario en su blog. Y eso me preocupa porque una artista como ella que no tenga ganas de dialogar con sus lectores... creo que es una vieja concepción de la literatura. Hay cosas que deberíamos incorporar todos. Es difícil, ya sé, pero en los tiempos de la aldea global en la que todos en pelotas revoleamos la brocha gorda me parece importante para un artista estar al tanto y dialogar. Y si no dialoga porque quita los comments pues que dialogue con nosotros en un bar. En una revista. En un suplemento.
Por suerte dejó de escribir esas columnas dominicales. La verdad que no la favorecían y como me dijo algún columnista alguna vez, te exprimen la papa, funes.
Eso es otra cosa que me gusta de Samanta Schweblin; la cantidad de preguntas que tiene. Las que se hace en el blog. Cuando cuenta sus sueños y aclara que no son sueños inofensivos, fútiles "como el blog mismo. ¿Adónde empieza un artista? ¿Adónde empieza la obra? ¿Hasta dónde uno puede escribir y escribir y escribir sin aparecer?" Es admirable el desarrollo de su pluma a lo largo del archivo del blog. Podría escribir horas sobre lo que a mí me parece admirable de su blog. Soy un fanático obsesivo de los blogs y de la manera en que cada blogger encara esa forma de "publicación" y exposición. Están los que se sacan fotos sin mostrar sus caras que son insoportablemente neuróticos. Están los que solo ponen poemas o cuentos como si su blog fuera un libro. Están los que flashean con las caras de los otros. Los que se ponen pseudónimo para no herir susceptibilidades. Los que se desnudan para la foto. Los que dicen malas palabras como niños en el recreo. Los que buscan novix. Los bloggers que ponen avisos, todo el tiempo, como yo, porque nos parece la única manera de atraer gente para que nos lea...
Y están los otros.
Los verdaderos artistas.
Los que piensan que ser artista es un trabajo y no un hobbie.
Los que se cagan en la opinión del público aunque dialoguen con él.
Los que sienten con el alma y se exponen con el cuerpo.
Los verdaderos artistas de raza.
Los que cambian el mundo, todos los días, un poquito.
Esos son los que me gusta leer, copiar, promocionar.
Samanta Schweblin tiene un blog. Yo lo vi. Se sienta todas las tardes y corrije párrafos que escribió por la mañana y por la noche publica. Samanta tiene claro que en un futuro, le van a reconocer su trabajo.
Por eso la sigo.
Y por eso este post.
Samanta se levanta todas las mañanas, escribe un par de párrafos y luego los va macerando. A baño maría, sin descuidar su trabajo, deja entrever que lo suyo es una real preocupación por su carrera de artista, de escritora, de mujer en las letras. Porque antes que escritora es mujer. Y este país de mierda se lo hace pagar en cada concurso y en cada entrevista. Se la menosprecia sutilmente como cuando en Chiapas a las mujeres les prohibían amamantar a sus sucios aborígenes hijos y ellos entre gemidos suaves mamámamánomeabandones iban muriendo hasta hacer desaparecer su raza.
Pero eso no tiene nada que ver con la alegría que siento porque Samanta Schweblin se decidió a tener un blog. Pone pocas fotos pero están muy bien elegidas. A veces, lo menciona en algunos post, las retoca porque le parece que no están bien. Es bastante segura y por eso la visito cada día con tanto fervor; no es de esas bloggers que están todo el tiempo llorando porque podrían haberlo hecho mejor y no les salió o no se animaron o piden que, por favor, sepamos entender el apuro.
¿Apuro?
Es un blog.
¿Quién te apura, blogger?
¿A quién le escribís, blogger?
Samanta no le escribe a nadie. O sí. Se escribe a ella misma. Pero todos sabemos que es mentira. Compartimos el secreto porque sabemos que eso es lo que hay que decir. Ella hace un blog para ella misma. Un blog hermoso. Un blog en el que se ven unos videos extrañísimos; selecciona imágenes de películas que le gustan, les pone una imagen de fondo y crea un video clip que reversiona cada película. Elige los fragmentos más conocidos o que a mí me parecen los más conocidos de esas películas que por supuesto no vi.
Y es que así funciona la operación del artista; elegir elementos del populacho, reversionarlos y que a la gente que ya los vio les pase algo distinto, algo que les provoca uno mismo. Uno como artista.
Pero esos fragmentos no son populistas.
En los video clips, me dijeron otros bloggers fanáticos como yo de su blog, coloca imágenes de películas de Andrei Arsenievich Tarkovski. Está fascinada con Stalker. Jamás vi ninguna película de Tarkovksi pero el videoclip que hace Samanta lo entiendo igual porque a ella la sigo aunque ponga imágenes de Flavio Nardini.
No hace mucho que escribe en su blog. La mayoría de las veces habla de su día a día. De sus formas de entender algunos párrafos de libros que lee. Si uno presta la debida atención puede preveer cuáles serán sus obsesiones. Adónde busca y adónde encuentra. Sabrá que lee autores que desprecia porque es una escritora seria que no sabe desdeñar con pocos argumentos.
A mí me gusta Samanta Schweblin.
Lo que no me gusta es que no deje poner comentarios. No hay ningún comentario en su blog. Y eso me preocupa porque una artista como ella que no tenga ganas de dialogar con sus lectores... creo que es una vieja concepción de la literatura. Hay cosas que deberíamos incorporar todos. Es difícil, ya sé, pero en los tiempos de la aldea global en la que todos en pelotas revoleamos la brocha gorda me parece importante para un artista estar al tanto y dialogar. Y si no dialoga porque quita los comments pues que dialogue con nosotros en un bar. En una revista. En un suplemento.
Por suerte dejó de escribir esas columnas dominicales. La verdad que no la favorecían y como me dijo algún columnista alguna vez, te exprimen la papa, funes.
Ah...
y su discurrir...
las dudas
sus enormes cavilaciones
y su discurrir...
las dudas
sus enormes cavilaciones
Eso es otra cosa que me gusta de Samanta Schweblin; la cantidad de preguntas que tiene. Las que se hace en el blog. Cuando cuenta sus sueños y aclara que no son sueños inofensivos, fútiles "como el blog mismo. ¿Adónde empieza un artista? ¿Adónde empieza la obra? ¿Hasta dónde uno puede escribir y escribir y escribir sin aparecer?" Es admirable el desarrollo de su pluma a lo largo del archivo del blog. Podría escribir horas sobre lo que a mí me parece admirable de su blog. Soy un fanático obsesivo de los blogs y de la manera en que cada blogger encara esa forma de "publicación" y exposición. Están los que se sacan fotos sin mostrar sus caras que son insoportablemente neuróticos. Están los que solo ponen poemas o cuentos como si su blog fuera un libro. Están los que flashean con las caras de los otros. Los que se ponen pseudónimo para no herir susceptibilidades. Los que se desnudan para la foto. Los que dicen malas palabras como niños en el recreo. Los que buscan novix. Los bloggers que ponen avisos, todo el tiempo, como yo, porque nos parece la única manera de atraer gente para que nos lea...
Y están los otros.
Los verdaderos artistas.
Los que piensan que ser artista es un trabajo y no un hobbie.
Los que se cagan en la opinión del público aunque dialoguen con él.
Los que sienten con el alma y se exponen con el cuerpo.
Los verdaderos artistas de raza.
Los que cambian el mundo, todos los días, un poquito.
Esos son los que me gusta leer, copiar, promocionar.
Samanta Schweblin tiene un blog. Yo lo vi. Se sienta todas las tardes y corrije párrafos que escribió por la mañana y por la noche publica. Samanta tiene claro que en un futuro, le van a reconocer su trabajo.
Por eso la sigo.
Y por eso este post.
Bueno... y
porque no deja poner comentarios
de ningún tipo.
porque no deja poner comentarios
de ningún tipo.
*
9 comentarios:
Qué grande!
A mí también me encanta Schweblin.
Che, ¿y dónde está este blog tan lindo?
tan bien promocionado y ningun link!
Poné el link, guachín!
me la vendiste.
Yo también lo vi. Decir que es fantástico es poco, va mucho más allá. Es un Shcweblin 100x100to...
groso funes. qué polenta este post.
Funes, si dejas de postear blogger te cierra el blog?
No.
Queda colgado hasta que explote un avión en Sillicon Valley.
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