martes, noviembre 18, 2008

Escritores

esto fue un sueño
o algo así


estás en una habitación oscura. o eso creés porque sos consciente de que estabas en la cama. no se oyen ruidos. nada. apenas un murmullo, lo que vendría a ser el viento. ¿el viento? ¿adónde estoy? mirás pero no ves. hasta que se hace la luz en un puntito blanco. en el exacto medio. adelante. allá. te concentrás. con las pestañas pinzás los bordes del puntito de luz e intentás abrirlo, agrandarlo. y ahí va. se agranda. se abre. tus pestañas tienen una fuerza bruta. abrís el punto de luz y aparece una gigantesca montaña. una montaña llena de escaleras. una al lado de la otra. escaleras que son la misma roca que son la misma montaña. una montaña con laderas escalonadas. roca. pureza, dureza. senderos de escalones, uno al lado del otro. escaleras con principio y con fin. no se ve la cima de la montaña porque hay nubarrones que la ocultan. grises. oscuros. nubarrones violáceos. algunos relámpagos, en los altos cielos, exhiben la profundidad de las nubes. su negrura de a ratos se condensa en una piña que te pega en los ojos pero si no mirás las nubes no te duelen los ojos. entonces, no mirás. mirás las grandes e interminables escaleras. pareciera que mirás a través de una ventana. afinás la vista, porque algo se mueve en un escalón, y querés saber. algo amorfo. mirás otra escalera. amorfo. amorfo, amorfo, armorfo. allá, por allá y más allá. salís de la ventana. te adelantás. con las pestañas como manos te agarrás de los bordes de la ventana y te asomás para ver mejor. contemplás la majestuosa montaña.
hacia un lado.
hacia el otro.
no tiene fin.
escaleras y más escaleras.
volvés a mirar la roca. amorfos por doquier te generan curiosidad. asomado, en la intemperie, atravesaste la capa de transparente protección y ahora el frío y el viento son mayores. problemas. la cara te arde. el viento es frío y caliente, a la vez. el ruido de truenos ensordece. los relámpagos asustan. uno tras otro. uno tras otro. avanzás. un amorfo gira. ahora sí lo distinguís porque si gira es que de amorfo no tiene nada. es un hombre. sin ojos. que voltea. está desnudo. y tiene una soga gruesa, una cuerda del grosor de un puño, que le rodea el cuello. avanzás. estás cerca pero todo parece lejos. estás lejos pero tu vista te acercó a los truenos, al viento que lastima, a la montaña de escalones. el hombre que giró para verte parece acostado sobre diez escalones. calculás su altura. mirás el final de la soga. un carro. un tacho. un balde. un cajón abierto. no. tampoco. algo así. tiene rueditas. no. algo así. tiene... sus ruedas son cuadradas. el amorfo intenta subir por la escalera, eso era obvio. ves el carro. trabado en un escalón es imposible que suba. con tus pestañas tratás de ayudarlo. se da vuelta y con una mirada, como un hachazo, te aleja. levantás la vista.
amorfos.
por todos lados.
en diversas escaleras individuales avanzan arrastrándose por los escalones desnudos apoyando sus cuerpos desnudos y entendés que algunos amorfos sin ojos son mujeres y entendés que algunos amorfos sin ojos son niños y te parece que vos estás ahí por alguna razón porque si no por qué razón estarías ahí si no es para ayudar a que suban los escalones y pensás que no estás ahí para ayudarlos a que suban los escalones porque esos amorfos no quieren tu ayuda porque te miran mal con párpados agresivos porque ninguno quiere abrir los ojos porque ahora los ves bien y te das cuenta de que quieren cerrar los ojos y arrastrarse bajo el frío viento en la montaña hecha de escalones que los conduce a una cima que no se pude ver porque las violáceas nubes del techo esconden el final de una escalera que no entendés para qué sirve.
¿qué hacés ahí? ¿qué hago ahí?
se te cierran los ojos. aunque tus pestañas luchen los ojos se te cierran. y es oscuro de nuevo.

el frío aumenta.

el ruido aumenta.

un estruendoso golpe en el cielo te despierta.

abrís los ojos. mirás el suelo. ahora sí estás acostado. sobre escalones. hechos de roca. tu cuerpo desnudo se tatúa con una soga gruesa como un puño que te recorre el cuello y mirás el final de la soga y encontrás tu cacharro de ruedas cuadradas que, trabado, no avanza. levantás la vista.

escaleras llenas de amorfos.
y más escaleras.


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