martes, mayo 04, 2010

¿Ambiente? ¿Qué ambiente?

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Cuento: Los chanchos
Seudónimo: Fran

[ fragmento ]

Alguna vez me interesó el arte, me apasionó la pintura, trabajé para formar parte de ese conglomerado incestuoso que es el conjunto de los artistas de una época. Lo hice y me hago cargo. Pero ya estaba bien. Suficiente. De joven uno emprende cosas, inventa otras, tiene ganas de hacerlo y no hay nada que reprochar. Pero cómo explicarle al mundillo que ya no era lo que fui. Cómo decirles a los jóvenes que creían que me admiraban “Señores, estoy harto del arte. No me hablen de pinturas y teorías delirantes que se me empastan las neuronas. ¡No los tolero!” Cómo decirlo cuando yo mismo había forjado la ilusión de que mi limitada producción se debía a un deseo de no adelantar lo que iba a ser la expresión condensada del espíritu de mi obra.
Cobarde de mí. Cobarde y codicioso.

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El lenguaje utilizado y la pompa con la que se ha caracterizado a los personajes impulsan la idea de creer que el autor se ha basado en el estereotipo del artista. Sin embargo, cuando uno cree que no puede ser más ingenuo “hace hablar a los chanchos” en un gesto sino de locura temporal, por lo menos de admirable desacartonamiento. Eso sumado al monólogo de justificación de un personaje bastante ambiguo y contradictorio, lleno de angustia y arrepentimiento, hacen de la idea general del cuento una muy buena idea. Habrá que corregir mínimamente, eso sí, algunos errores de edición.

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