la sobremesa más intensa
la tenemos nosotros
la tenemos nosotros
Con el Checho y el Franchute nos juntamos a comer, cada tanto. Yo cocino, el Checho trae los vinos y el Franchute pone el postre.
En este caso fue un puchero con salchichines, mondongo, trozos de roast beef, osobuco, papa, batata, cebolla, zanahoria y el toque mágico: albahaca fresca. Con los condimentos varios quedó un kilo y dos pancitos.
Los vinos festejaron el título de Master Sommelier que el Checho y otras 6 personas más (siete de 40) obtuvieron luego de un seminario intenso en el Hotel Panamericano. A los vinos para el festejo se le sumó un Romeo y Julieta del '70 en perfecto estado de conservación que era una manteca para el paladar.
Del postre se encargó el Franchute: hubo flan de coco y bizcocho de naranja. Manjar.
Para finalizar y, como no había llevado el auto, me sumé a la sobremesa del vodka, un poco de agua y Caipirinha (al calvados lo atacó el Checho) que me dejaron listo para el entierro.
Nuestra última cena en esa casa, se puede decir, quedó guardada en la memoria.
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