miércoles, octubre 27, 2010

Luto

dibujo en lápiz


Hoy falleció Néstor Kirchner y se realizó el Censo Nacional.
Todos recibieron la noticia en sus casas porque el feriado nacional se acató con entusiasmo. Una calma alegre que demostró el interés por la participación anónima, la participación en un gran proceso y proyecto.
Su muerte fue repentina, muerte súbita. Falleció en su hogar quién sabe si consciente de que no podrían revivirlo. Dicen que tenía pulsión insaciable de vida. Tal vez nunca se sepa con certeza. Los que quedamos tenemos esa expresión crispada, ambigua, entre el grito y el llanto. De todas maneras, también quedaron los perversos e idiotas así como los provocadores e ingenuos, los sutiles y verborrágicos.

En mi caso, que vivo momentos aciagos por otros motivos, tengo una profunda sensación de malestar. "Pura sangre..." me está purgando (valga la cacofonía) pero hoy el embarrado emocional que me tiñe las horas ha tomado demasiado protagonismo. Quisiera ser grande, aullar para muchos y que se me respete. Quisiera que hubiera un Néstor en mi partido, algo que admirar, una referencia intelectual, honesta, con fallas para tener que salir a dar mi apoyo. Porque si fuera perfecto no necesitaría el apoyo. Pero por lo pronto no lo hay a pesar de que en varios ámbitos se estén gestando referentes con estos hechos históricos como formadores de opinión. Hechos irrepetibles; herida profunda.

Estas "fallas" que han sido destacadas en el movimiento kirchnerista tal vez no sean tan así (y estoy pensando en voz alta). Quizás por eso haya tenido ese grupo de militantes tan apasionados y convencidos. Una persona con errores necesita de otras personas que lo justifiquen, lo legitimen, para bancarlo, para demostrarle que puede seguir. Y lejos de ser "errores", estoy convencido de que Néstor aplicaba "las fallas" como parte de una estrategia. Inteligente, sublime estrategia: "los cinco pal peso los ponen los militantes y con ellos hago el TODO".
Inteligencia, arrebato, convicción.
Los militantes como evidencia de un error ex-profeso por parte de un líder que busca la compañía y no la empatía.
En la Historia ha habido mejores refentes, pues claro. Algunos otros han abusado del error, un error poco convincente, un error que nada estimula. La construcción en este líder se ha edificado desde la positiva, en un contexto tercermundista repleto de falencias, intolerancia y bajezas intelectuales. Quizás con las centurias eso cambie y haya tantos puntos como íes en el discurso. Hoy se puede decir que no pero también se puede decir que se está madurando.

Este día, seguro, ha sido difícil.
Y siendo las 13 horas del día en que el país se mancomunó decidido a mirarse al espejo para contarse las arrugas, no deja de sorprenderme lo poético de su propia muerte.

Estoy y estaré en la vereda contraria pero no puedo dejar de lado mi sensibilidad. Es una jornada muy triste para gente que admiro y provoco. Gente que por unas horas perderá su combustible espiritual, otros que han perdido las convicciones y los menos que abandonan la lucha en este preciso instante. En hospitales, en los claustros académicos, en Bulnes y Perón, en Santa Cruz. Gente que está siendo arrebatada por el avasallante sentimiento de desgracia y resignación. Entristecida y abatida.
De ninguna manera es aprovechable este momento.
Rivales que me estimulan hoy están en pausa. Rivales que me desafían están de luto y creo que mi función, si me es dado pensar una función para mí en esta ciudad de mierda, es la de esperar lo que sea necesario para volver a la contienda con mis colegas. A la construcción desde la disidencia y el debate.

Mis amigos y enemigos necesitan este luto.
Y yo, nobleza obliga, voy a sumarme a él.



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1 comentario:

AEZ dijo...

Está bien decir estas cosas, es necesario: aunque uno no haya coincidido tanto con Kirchner y su (forma de hacer) política.

Por eso la conclusión en mi blog es: "No lo detesté; no lo quise: lo valoro".