sábado, febrero 12, 2011

Tenías unos meses de vida, nomás

a la memoria de
mi querido Munra







tenías unos meses de vida
nomás
un cambio de aceite hecho
a nuevo 130 mil
kilómetros

Nunca hice bien las cosas. En general, eh. Que me hayan salido bien dos o tres (y ayudado por mucha gente) no hace más que mejorar el promedio. Hoy, mientras miro esa foto al borde del mar, en las costas de Monte Hermoso, pienso en eso; en todas las cosas que hice mal y que hice bien. Vos, Munra, nunca te quejabas. Había que prestar atención cuando tosías con flema, o te subía la fiebre. Había que controlarte porque si era por vos dejabas los pistones en la ruta pero llegabas... siempre.

una piña en el ojo izquierdo
retrovisor nuevo

Ese día tampoco hice bien las cosas. Frené muy de golpe y un neandertal nos arruinó las vacaciones a vos y a la persona más importante que tuve jamás en la vida. Pero vos no dijiste nada porque qué me ibas a decir si yo ya tenía más problemas de los que podía entender.

ahora descansás
en el primer piso de un garage oscuro
chorreás aceite
nafta
chorreás la vida que
te quité
una noche de alcohol y daddy yanqui

Pero aún así, querido Munra, me protegiste. Me guardaste con tu cinturón de seguridad. ¿Qué pensabas? ¿Por qué no rompiste el cinto y me mandaste la frente contra el árbol como se suponía que hicieras? ¿Por qué te pusiste tan paternal?

Ahora me queda el gusto amargo. La impotencia, el resentimiento por haber elegido tan mal. Porque pude elegir. Siempre me diste la posibilidad de confrontarte y decirte la verdad y esperar tu respuesta y bancarme la que viniera... pero nunca tuve el valor. Dije poco de la verdad. Omití comentarios, callé. Ahora me dejaste solo y me tengo que hacer de abajo como corresponde. Y hace dos horas que no paro de llorar aceite, nafta, vidrios rotos que atajo en su caída desde los ojos

esa lluvia de agujas
que moja mi corazón
tengo la certeza de que te voy a ver
de lejos
camuflado con anteojos
negros
para que no me reconozcas

Munra, vos sabés a qué me refiero. ¿En qué pensabas cuando te ahogaste con ese árbol y me agarraste fuerte de los hombros y la cintura para que no me pasara nada? ¿Acaso no sabías que ese era el final? ¿Que nunca más ibas a rodar?

te di por sentado
entregué mi libertad
al portero de un cabaret
por un trago de gancia
con limón
tanga
cumbia
y un par de hielitos
en las muelas

¿Vos sabías que podía ser tan barato? Yo lo descubrí ahora. Barato y con olor a fracasado. Por ahí, en tu sabiduría pistera te inmolaste para probarme que la mala senda era un mal chiste al lado de lo que tenía por delante. Y me dejaste entero para eso, para sentirme un forro hijo de mil puta, el idiota consentido.

me cambiaste la vida
siempre
en cada arranque
ahora
estoy solo
veo fotos viejas
lloro a escondidas
de la ventana
las viejas pasan cabecean

Ahora, desde lo más bajo te digo gracias. Vos vas a preguntar por qué, seguro. Yo te digo gracias, no te voy a ver más, eso seguro.

the whole ride
was this
heart
bigger
in every turn

pusiste tu corazón
en mi corazón
y lo agrandaste
como se agranda a los niñitos que
crecen con miedo







*

3 comentarios:

L. dijo...

uhhhhhhh

S. dijo...

ehhh qué bien que escribís Funes,
Saludos!

Unknown dijo...

L, yo digo lo mismo todos los días (y dos veces los domingos).

Sabrina, gracias. Saludos.