viernes, agosto 05, 2011

Ciclos literarios en Baires

interesante y completísima nota por
Daniela Pasik
para El Guardián que salió
ayer



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Daniela me mandó unas preguntas que yo contesté con un poco de entusiasmo. Por supuesto, no salió todo lo que dije porque entrevistó a gente muchísima más interesante y con una opinión que vale la pena escuchar. Pero, para quien le interese, aquí están mis respuestas a su cuestionario.
Otra cosa interesante en Daniela Pasik, como periodista, es que logró meter esta nota en un medio como El Guardián.

Felicitaciones públicas a ella por su trabajo.

¿Te gusta ir a lecturas? ¿Por qué?

Me gusta ir a lecturas por muchas razones. Principalmente porque encuentro autores nuevos. Propuestas escénicas diferentes a las que se me ocurren para ciertos textos míos y de otros. Me gusta ir a lugares dónde otros están exponiéndose (tan acostumbrado que estoy a exponerme sin recibir una devolución) por lo que trato de acercarme, luego de las lecturas, a los autores, preguntarles del origen de los textos, compartir un trago de alguna bebida para ver si saben lo que quieren y cómo lo quieren en el círculo de la literatura. Algunos tienen conciencia de su lugar en el mercado editorial, otros están por fuera y otros ni siquiera conocen que haya un mercado editorial. Esa situación, esas charlas, esas discusiones, para mí, son muy estimulantes. Me vuelven a conectar a lo que más me gusta hacer en la vida que es unir literatura con escenario. En las lecturas de poesía o narrativa, quien lee se ajusta impercetiblemente al público presente. Si son charletas, si son callados, si son ruidosos pero respetan el momento de la lectura. Es increíble ver cómo cada autor trata de ganarse al público. Algunos son concientes de que no lo hacen sólo con las palabras escritas. Algunos saben que tienen que modular, que levantar la voz, ser claros. Otros lo saben y, porque no pueden hacerlo, les importa muy poco la "performance". Después están los que son un manojo de nervios e ignoran todos esas cuestiones. Ver a quien lee por primera vez en su vida es algo maravilloso.
También voy a lecturas para encontrar un nuevo autor para la Funesiana. Memoria Falsa, de Ignacio Apolo, apareció en la editorial de esa manera. Si bien Ignacio viene dando vueltas en las letras desde principios de los '90, yo lo conocí en una lectura a mediados de 2008. Entonces, más allá de que sea un "nuevo" o "viejo" autor, en las lecturas están expuestas cosas que los escritores están cocinando, fuertísimas y sin el pulido de editores ni público en general. Es la esencia misma del autor trabajando un texto y exponiéndolo para ver a quién y cómo le gusta.
Claro, otros escritores muestran textos ya publicados pero esos no me interesan tanto.
Ir a lecturas es aprender a perder. Acumular una enorme cantidad expectativa y que esa energía poderosa que espero que venga del autor no iguale ni se acerque al mínimo de lo que esperaba. Y eso también es bueno para formar mi caracter como lector, como escritor, como editor.

Solés organizar lecturas. ¿Por qué?
En un principio organizaba Los Mudos porque quería ofrecer un espacio de narrativa para los cuentistas o novelistas que tenían sus trabajos y no un ciclo dónde mostrarlo. Pero, a la vez, quería que fuera un espacio de diversión para los momentos en los que no se leía texto. Entonces hacíamos sorteos, Facundo Palazzolo tocaba la guitarra en cada fecha, regalábamos libros, Billiken del '98, gorras de Renault, sacapuntas, lápices de colores, remeras. La idea era mostrar que se podía hacer una kermesse en un espacio de lectura. Y salió divino. Lo hice tres años y leyeron una cantidad de autores que hoy me da vértigo. Incardona, recuerdo, les ganó a todos: leyó 55 minutos su cuento El Oreja. La mayoría iba a leer textos de más de 5 páginas. La gente sabía que iba a escuchar mucho tiempo. El ciclo duraba como 3 o 4 horas. Y terminaba tarde, bien entrada la madrugada, donde se hacía devolución a quien leía, conocías gente que estaba interesada en leer en el ciclo. Era una pequeña comunidad de autores y futuros editores. Salieron muchas ideas de ese ciclo. Por eso lo armaba, porque podía reproducirse y no terminar allí. Había un blog donde la gente dejaba comentarios y esos comentarios se usaban para la siguiente lectura.
Lo mismo para ahora que hago cosas muy distintas pero que me interesa sobremanera: que se reproduzcan las propuestas, se crucen ideas.

Estamos en un momento en el que la poesía lleva público de un modo bastante masivo como para lo que podría entenderse de "la poesia". ¿Por qué creés que será?

Debe haber muchísimas razones. Cuando empecé con Los Mudos eran todos ciclos de poesía pero que no llevaban mucho público. Creo que los ciclos siempre estuvieron presentes. Lo de masivo no sé por qué será exactamente pero me hago una idea. Hoy hay cada vez menos lugares "habilitados" para juntar un grupo de gente que hace un espectáculo. Tenés que tener una máquina de preservativos en un lugar si querés que dos músicos toquen "Manuelita" con una mandolina y un violín. Eso me parece redondamente absurdo. Pero son momentos. Antes había espacios disponibles y nadie quería organizar lecturas. Qué se yo. Supongo que internet ayuda a que sea más visible todo, que vaya y vuelva. Y en cada esquina hay un tipo que quiere hacer público lo que otro escribe así que es la combinación exacta para que haya desmadrado. Que entres a mil páginas y, de esas mil, 800 sean de escritores o poetas o personas que tienen cierta intención de serlo. Es como el brote entre los adoquines; a la larga se termina haciendo un lugar. Escritores hay por todos lados pero hace relativamente poco que todos tienen la posibilidad de mostrarse así. Y de armar un blog a armar una revista o un programa de radio o una lectura hay muy pocos pasos. A veces siento que somos un montón organizando cosas, otras creo que somos poquitos. Lo cierto es que todos tienen la semillita del quilombo y la kermesse metida en el corazoncito. Y creo que la gente empieza a creer a quienes hablan de verdad, con una verdad propia. Cada autor te va a defender con uñas y dientes lo que piensa aunque sea una locura. Yo, como organizador maníaco y descerebrado que busca lo comercial y "un público cada vez mayor" cómo no voy a organizar un evento cultural con gente que se puede inmolar por lo que piensa. Eso es poderosamente atractivo. Para cualquiera. Y si, para colmo, podés coordinar para que otro venda cervezas, aquellos sus libros, los de más acá su ropa o accesorios... es un golazo. Ganamos todos. Escuchás poesía, narrativa, crónica, relato, lo que sea. Sin intermediarios, sin malas traducciones, de autores que están a un paso de distancia, a un "hola" de entender por qué escribió lo que escribió y por que le salió mejor de lo que vos pensabas que se podía hacer.
Y no todo es color de rosa. Hay un costado de peligrosidad, de violencia, de imprevisibilidad. Me he trenzado a gomazos en algún ciclo. Otros discuten con tanta pasión que en cualquier momento creés que vuelan las mesas y las sillas. No todo es "feliz cumpleaños, me llevo el souvenir, muy lindo todo". Hay gente que arrastra sus vicios y puede compartirlos sin que nadie los esté juzgando por lo que hacen ni lo que dicen. Y por eso, por lo menos para mí, es doblemente atractivo. Hay sangre caliente circulando en esos espacios; sean o no sean "reductos, pequeños". Eso no importa, ya te digo, el quilombo de la kermesse está en cada uno de los corazoncitos de la gente que va (o que se retira del establecimiento). ¿Quién decía "podrán arrancar las flores pero nunca detendrán la primavera"? Los ciclos de poesía son la primavera de la literatura, es el florecer de una identidad (el autor, la autora), que florece y se despliega en su máxima expresión. Ser testigo de ese momento en la obra de una persona dedicada a las letras es algo que agradezco todos los días y dos veces los domingos.


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