* Un pedido *
Anoche estuve pensando arduamente. Porque a veces uso la cabeza y anoche fue el caso. Me preguntaba por qué Alejandro Raymond no me dio el video en el que explico de qué se trata la Editorial Funesiana. Lo filmamos el año pasado y está bárbaro. Me gustaría saber si se cumplen las profesías que tiré aquella vez. Dura bastante. Shoteó en Los Mudos, en la casa, en la Funesiana (los talleres). Es una pregunta que me quedó colgando, Ale. ¿Por qué no me diste ese video? No te hagás el otro, como dice Miguel Rosenzvit.
* ¿In memoriam? *
Miguel, Miguel. ¿Qué es de tu vida? ¿Por dónde andarás? ¿Qué lugar te estarán guardando las letras? ¿Alguno sabe algo de ese muchacho? Yo lo junaba porque la movía bastante al fulbito. El falso Deivid Bowie tenía un ritmo cansino pero duradero. Me imagino que sería así como encararía sus novelas. Leí un par de cuentos y otros textos que conseguí de puro hinchabolas. Estaba en tratativas... intratable, un poco; viajando, otro. ¿En qué andarás, Migue, querido? Me acuerdo de esos textos raros, endemoniados, que me mostraste una vez. ¿Te acordás? Ibamos a hacer algo.
Ja.
Ibamos a ser algo.
Migue, vos ya serás gerundio. Acá me ves, tratando, desde este pequeñísimo lugar.
* Cabeza de plancha *
Hablando de pequeñísimos lugares, el otro día entré en la cabeza de un anónimo. Me puse a bardear a un blogger al que llegué clickeando en “siguiente blog”. Le puse que era un tarado. Que escribía como el culo. Que se lavara las patas en la fuente antes de hablar. Y me sentí cómodo. El chiquitaje me sentó bien. Esperaba algo un poco más sórdido, más violento, más enemigo.
Pero no.
Ser anónimo es tan chiquito.
¿Alguna vez te comiste una empanada de algodón?
Los tucumanos la hacen. Dicen que las empanadas tucumanas son las mejores. Y las salteñas ni hablar. Bueno, los cocineros tienen una joda que está genial. La cuento porque una vez me pasó, porque tengo bronca, porque me quedó atragantada la humillación y porque puedo, claro; porque tengo donde decirlo. Preparan el relleno para 50 empanadas, ponele. Pero a una de esas cincuenta, en lugar de ponerle carne o pollo o whatever, le ponen algodón. ¿Nunca te pasó? Tené cuidado. Los tucumanos son todos jodidos. Yo soy tucumano y soy jodido, te lo digo porque me conozco.
Bueno, ser anónimo viene a ser algo así como que te comiste una empanada de algodón y no tenés dónde contarlo. Entonces, la humillación la tenés atragantada y aprovechás cualquier oportunidad (boah, oportunidad, oportunidad... oportunidad es otra cosa pero se entiende) y empezás a arremeter contra el mundo entero. O contra el blogger que hace ese blog, digamos, que vendría a ser lo mismo. Porque los reclamos hacia ese tipo, siendo anónimo, son del estilo “vos sos el mundo y deberías hacerlo mejor porque no me lo banco para nada, además tengo atragantado un cacho de algodón en la garganta y me quiero matar – te quiero matar”.
O no tanto.
Pero vos entendés, ¿no anónimo?
Yo te conozco, don guorry.
Ya se te va a pasar.
Te lo digo por experiencia.
A mí también me pegaban en la cuna.
Anoche estuve pensando arduamente. Porque a veces uso la cabeza y anoche fue el caso. Me preguntaba por qué Alejandro Raymond no me dio el video en el que explico de qué se trata la Editorial Funesiana. Lo filmamos el año pasado y está bárbaro. Me gustaría saber si se cumplen las profesías que tiré aquella vez. Dura bastante. Shoteó en Los Mudos, en la casa, en la Funesiana (los talleres). Es una pregunta que me quedó colgando, Ale. ¿Por qué no me diste ese video? No te hagás el otro, como dice Miguel Rosenzvit.
* ¿In memoriam? *
Miguel, Miguel. ¿Qué es de tu vida? ¿Por dónde andarás? ¿Qué lugar te estarán guardando las letras? ¿Alguno sabe algo de ese muchacho? Yo lo junaba porque la movía bastante al fulbito. El falso Deivid Bowie tenía un ritmo cansino pero duradero. Me imagino que sería así como encararía sus novelas. Leí un par de cuentos y otros textos que conseguí de puro hinchabolas. Estaba en tratativas... intratable, un poco; viajando, otro. ¿En qué andarás, Migue, querido? Me acuerdo de esos textos raros, endemoniados, que me mostraste una vez. ¿Te acordás? Ibamos a hacer algo.
Ja.
Ibamos a ser algo.
Migue, vos ya serás gerundio. Acá me ves, tratando, desde este pequeñísimo lugar.
* Cabeza de plancha *
Hablando de pequeñísimos lugares, el otro día entré en la cabeza de un anónimo. Me puse a bardear a un blogger al que llegué clickeando en “siguiente blog”. Le puse que era un tarado. Que escribía como el culo. Que se lavara las patas en la fuente antes de hablar. Y me sentí cómodo. El chiquitaje me sentó bien. Esperaba algo un poco más sórdido, más violento, más enemigo.
Pero no.
Ser anónimo es tan chiquito.
¿Alguna vez te comiste una empanada de algodón?
Los tucumanos la hacen. Dicen que las empanadas tucumanas son las mejores. Y las salteñas ni hablar. Bueno, los cocineros tienen una joda que está genial. La cuento porque una vez me pasó, porque tengo bronca, porque me quedó atragantada la humillación y porque puedo, claro; porque tengo donde decirlo. Preparan el relleno para 50 empanadas, ponele. Pero a una de esas cincuenta, en lugar de ponerle carne o pollo o whatever, le ponen algodón. ¿Nunca te pasó? Tené cuidado. Los tucumanos son todos jodidos. Yo soy tucumano y soy jodido, te lo digo porque me conozco.
Bueno, ser anónimo viene a ser algo así como que te comiste una empanada de algodón y no tenés dónde contarlo. Entonces, la humillación la tenés atragantada y aprovechás cualquier oportunidad (boah, oportunidad, oportunidad... oportunidad es otra cosa pero se entiende) y empezás a arremeter contra el mundo entero. O contra el blogger que hace ese blog, digamos, que vendría a ser lo mismo. Porque los reclamos hacia ese tipo, siendo anónimo, son del estilo “vos sos el mundo y deberías hacerlo mejor porque no me lo banco para nada, además tengo atragantado un cacho de algodón en la garganta y me quiero matar – te quiero matar”.
O no tanto.
Pero vos entendés, ¿no anónimo?
Yo te conozco, don guorry.
Ya se te va a pasar.
Te lo digo por experiencia.
A mí también me pegaban en la cuna.
*
7 comentarios:
Querido Funes: cuando vos escribís un poema idiota -o sea, en vos: un poema- y aparecen tres tontos que devolviendo favores dicen que es buenísimo, uno se siente realmente en la obligación de decir que no, de resaltar que es una idiotez: es por un sentido de justicia, nada más que eso. Firmo anónimo porque si digo José Torrante no te significa nada.
¿Cómo que no?
José Torrante: el brazo tonto de la ley.
Idiota.
Obligación.
Sentido de Justicia.
¿No era yo el que no entendía el significado de las palabras?
Rajá, turrito, rajá.
"idiota"
un poema puede ser "idiota"?
qué clase de crítica literaria estás haciendo, anónimo Torrante?
hacele caso a funes: rajá de acá
Soy J.T: Claro que un poema puede ser idiota: decir que un poema es idiota significa que no se advierte detrás de la composición una inteligencia demasiado activa y que el poema falla, no funciona, por torpezas atribuibles a la idiotez de quien lo compuso. Una persona también puede ser idiota.
Me despido, tras haber enriquecido con mis comentarios varios de los posts anteriores, ya que no valoran mis aportes.
Quedate nomás Funes con los que te dicen que sos un genio.
Saludos y hasta siempre.
Sólo si Funes me lo pide expresamente mediante un comentario y revocá su "rajá" volveré.
Una pregunta funes:
¿das taller literario?
Me encantan tus poemas.
Me parecés un genio aunque a este anónimo no le gusten.
Creo que escribís para mí y para mucha gente que como yo intentamos hacer, de éste, un mundo más habitables.
Saludos.
En mi blog está mi mail.
Desubicados, abstenerse.
funes, creo que lo encontre ayer, si es que es. porque no tengo reproductor de dvd para corroborarlo.
o es ese, o el profesor nunca me lo devolvio y yo tenia una sola copia, creo
una desorganizacion que voy a resolver. disculpas
no problem alex
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