miércoles, diciembre 10, 2008

Florencia Monfort


[ . . . ] "Dos años después del viaje a Pinamar, papá y Alicia decidieron casarse. Iba a ser una boda sencilla, con poca gente, en el departamento de Tucumán y Rodríguez Peña que tenía Loles, la mamá de Alicia. La dinastía Belar, de la que Alicia era la primera hija, había perdido al hombre de la casa cuando Loles era muy joven. Víctima de un cáncer fulminante, el señor Belar se fue y no dejó nada, obligando a su esposa a salir a trabajar. Loles, una mujer chiquita con voz de pito, se dedicó entonces a lo único que sabía hacer: cocinar. Y así sacó adelante a su familia. Primero en el garaje de su casa, más tarde dando clases a domicilio y abriendo con mucho esfuerzo una escuela de repostería, se hizo un nombre en el ambiente y en los setenta fue convocada por el programa top de cocina contemporánea: el que conducía mi mamá.
Empezó cocinando en cámara, tan suelta que era, con ese tono bienudo de Barrio Norte que tan bien imitaba. Las espectadoras la reconocían por la calle y en poco tiempo consiguió que el productor del programa, mi abuelo, la dejara llevar a su hija mayor, Alicia.
Alicia y mi mamá hacen cámara juntas por primera vez el 5 de marzo de 1974. Se saludan cortésmente antes de grabar y dicen que mi mamá le dio algunas directivas sobre cómo saber qué cámara te está enfocando y cuánto tiempo quedarse en cada paso de la preparación. La receta era soufflé de choclo con aspic.
Trece años después, Alicia se casaba con mi padre, sin que mi mamá supiera nada. El gran secreto de la boda era mío y sólo mío.
Cuando entré a Tucumán, supe que todo tenía una magnitud diferente de la que me habían contado. Segura de que los otros son más felices que uno, siempre, bajo cualquier circunstancia, envidiaba a Chinche, que jugaba al elástico con una silla en la habitación del fondo.
Para matar el tiempo decidí abrir el placard de Alicia y entendí enseguida que el vestido celeste que estaba colgado en la contrapuerta era el que se iba a poner para casarse con mi papá. Me pareció grasa y antiguo. Mi mamá habría dicho que era de saldo, comprado en Once."

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Historia de mujeres infieles
páginas 126-127
[Emecé Cruz del Sur]


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1 comentario:

Anónimo dijo...

tigre:
que onda vas a borrar los anonimos?, te encabronaste en el post anterior?, andas nervioso?
acordate de la coherencia, de lo de escupir al cielo, del anonimo como elemento necesario pero no suficiento dentro de la logica blogger.
ya sabes que la joven guardia te bardea por detrs, pero los anonimos no tenemos la culpa, de ultima seras vos y tu tendencia a yomecodeoconescritoresyvendolaquenoleschupolasmediasperomeencantariaquemellamenamiparaalgunaantologianofunesiana.