Amanda tenía 21 años. Era muy joven para mí. Por un lado me gustaba. Por otro lado; me gustaba mucho. Sin embargo, su capacidad para escuchar mis penurias de cartón me asustaba... demasiado.
Las mujeres que te escuchan mariconear y quejarte por tu vida desgraciada son peligrosas.
Eso todos lo saben.
Porque hay muy pocas inocentes boludas que te escuchan como si fueran Heidi. A los 21 años tenés una conciencia tan práctica y un estoicismo basado en la fuerza de voluntad y energía tan desmesurada que escuchar a un viejito de 30 quejarse de su vida horrible y sueños frustrados es algo para lo que vienen preparadas. Entre ellas, amigas, madres, abuelas, tías, etc, se pasan el dato y se entrenan para oír el llanto del niño que no cumplió con los planes que tenía a los 20 sobre su vida de los 30. Las mujeres que te hacen creer que te están escuchando para contenerte son tan peligrosas como una jauría de lobos rabiosos a la vuelta de una granja.
Y en ese punto hay que estar despierto.
Quejarse es muy fácil. Y saber que todo alrededor es constantemente mediocre, también. ¿O por qué te pensás que “el mundo fue y será una porquería en el 510 y en el 2000 también”?
La queja es un narcótico peligroso. Cuando te embarrás y te das cuenta que del pantano no salís sino con cuerda de acero te queda una sensación de desprotección, de solo frente al mundo, de imbécil bueno para nada, de sietemesino con cáncer que algunas mujeres se entrenan para “contenerte”, “sacarte del pantano”.
Y no es contención lo que hacen. Es un maquiavélico plan que consiste en arrancarte de las garras de la autocompasión y apatía para desviarte, sin que lo notes, al enchufe 220 del sistema y empieces a producir, a trabajar, hacer dinero, armar un plan previsible de bienestar constante que solo se detenga en los momentos en que el mundo se cae a pedazos para, luego de sobrevivir a duras penas y de la mano de ellas, tus salvadoras; vuelvas a empezar de cero con un nivel de dependencia de tu mujer objetivamente vergonzoso.
¿Te sentís un poco aislado de este mundo? Conseguí una mujer que te escuche. Cuando te quieras dar cuenta de lo que estás haciendo te vas a ver al espejo y encontrarás un hombre dispuesto a matar por su mujer... si ella se lo ordena.
* uno / dos / tres / cuatro / cinco
Las mujeres que te escuchan mariconear y quejarte por tu vida desgraciada son peligrosas.
Eso todos lo saben.
Porque hay muy pocas inocentes boludas que te escuchan como si fueran Heidi. A los 21 años tenés una conciencia tan práctica y un estoicismo basado en la fuerza de voluntad y energía tan desmesurada que escuchar a un viejito de 30 quejarse de su vida horrible y sueños frustrados es algo para lo que vienen preparadas. Entre ellas, amigas, madres, abuelas, tías, etc, se pasan el dato y se entrenan para oír el llanto del niño que no cumplió con los planes que tenía a los 20 sobre su vida de los 30. Las mujeres que te hacen creer que te están escuchando para contenerte son tan peligrosas como una jauría de lobos rabiosos a la vuelta de una granja.
Y en ese punto hay que estar despierto.
Quejarse es muy fácil. Y saber que todo alrededor es constantemente mediocre, también. ¿O por qué te pensás que “el mundo fue y será una porquería en el 510 y en el 2000 también”?
La queja es un narcótico peligroso. Cuando te embarrás y te das cuenta que del pantano no salís sino con cuerda de acero te queda una sensación de desprotección, de solo frente al mundo, de imbécil bueno para nada, de sietemesino con cáncer que algunas mujeres se entrenan para “contenerte”, “sacarte del pantano”.
Y no es contención lo que hacen. Es un maquiavélico plan que consiste en arrancarte de las garras de la autocompasión y apatía para desviarte, sin que lo notes, al enchufe 220 del sistema y empieces a producir, a trabajar, hacer dinero, armar un plan previsible de bienestar constante que solo se detenga en los momentos en que el mundo se cae a pedazos para, luego de sobrevivir a duras penas y de la mano de ellas, tus salvadoras; vuelvas a empezar de cero con un nivel de dependencia de tu mujer objetivamente vergonzoso.
¿Te sentís un poco aislado de este mundo? Conseguí una mujer que te escuche. Cuando te quieras dar cuenta de lo que estás haciendo te vas a ver al espejo y encontrarás un hombre dispuesto a matar por su mujer... si ella se lo ordena.
3 comentarios:
Así es, has descubierto la estrategia...
y para intelectualizar aún más la maniobra, han de parafrasearte a Sir Winston Leonard Spencer Churchill..
"I have nothing to offer but blood, toil, tears and sweat."
y definitivamente morirás de amor.
Cachado.
Cambio y fuera.
como anillo al dedo
pero entonces...nada,
todo esto es algo terrible
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